martes, 18 de febrero de 2025

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20250223

 



«Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. ¿Quiénes son los que tropiezan o hacen tropezar? Los que se escandalizan de Cristo y de la Iglesia. Si tuvieras caridad, no te escandalizarías ni de Cristo ni de la Iglesia; no abandonarás ni a Cristo ni a la Iglesia. El que abandona la Iglesia, ¿cómo puede estar en Cristo, sin estar en el cuerpo de Cristo? Tropiezan los que abandonan a Cristo o a la Iglesia. Lo mismo que aquel que está sometido al instrumento médico, grita: no lo tolero, no lo aguanto, y se sustrae a la cura, así los que no soportan algunos comportamientos eclesiales y se sustraen al nombre de Cristo o de la Iglesia, padecen escándalo. Ved si no, cómo se escandalizaron aquellos hombres carnales, a quienes Cristo, hablando de su carne, decía: El que no come la carne del Hijo del hombre y no bebe su sangre, no tiene vida en sí mismo. Unos setenta hombres dijeron: Este modo de hablar es inaceptable, y se separaron de él; los Doce se quedaron. Y para que no pensaran los hombres que creyendo en Cristo prestaban un servicio a Cristo y no más bien al contrario, que son realmente ellos los que de Cristo reciben un beneficio, el Señor les dice: ¿También ustedes quieren marcharse? Para que se den cuenta de que yo les soy necesario, no ustedes a mí. Ellos le contestaron por boca de Pedro: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. ¿Por qué, pues, no hay escándalo en el que ama a su hermano? Pues porque quien ama al hermano, todo lo tolera por salvaguardar la unidad; en la unidad de la caridad consiste efectivamente el amor fraterno. Oye lo que dice el Señor: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros. ¿Qué es la ley, sino un mandamiento? Y ¿por qué no se escandalizan sino porque se soportan unos a otros?» (San Agustín [354-4301. Tratado 1 sobre la Primera Carta de san Juan, 9,12).
 

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