Texto bíblico (Mt 9, 20–22)
Entonces de le acercó por detrás
una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los
flecos de su manto, pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada». Jesús
se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado».
Y desde ese instante la mujer quedó curada.
Reflexión
Gestos populares: tocar una
imagen, encender una vela, rezar interminables monótonas avemarías, caminar
detrás de un estandarte… puede llegar a ser supersticioso y mecánico, pero
Jesús ve más allá de lo gestos, y esto lo conmueve siempre: “Hija, ¡qué grande
es tu fe! Tu fe te ha salvado”
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