Texto bíblico (Mt 20, 20-23)
Entonces
la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se
postró ante él para pedirle algo. « ¿Qué quieres?», le preguntó Jesús. Ella le
dijo: «Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el
otro a tu izquierda». «No saben lo que piden», respondió Jesús. « ¿Pueden beber
el cáliz que yo beberé?». «Podemos», le respondieron. «Está bien, les dijo
Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi
izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes
se los ha destinado mi Padre».
Reflexión
Es
realmente tentador reclamar para nosotros los primeros lugares en todo. ¡Faltaría
más! La edad, la experiencia, los títulos, el prestigio social, el éxito, el
dinero… No somos cualquier hijo de vecino. Pero, si somos verdaderos discípulos de Jesús, buscaremos siempre
servir a los demás antes de esperar ser servidos.
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