miércoles, 2 de enero de 2013

SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE





            En el siglo XVII el mismo Cristo quiso poner en el centro de la mediación uno de los misterios más importantes de la vida contemplativa; el misterio de su Sacratísimo Corazón. Como instrumento de su divina sabiduría escogió a Santa Margarita María de Alacoque, entregada incondicionalmente de la voluntad del Crucificado en el convento de la Visitación de Nuestra Señora.
En agradecimiento a su fidelidad, el Salvador la colmó de gracias y consolaciones. El le reveló el amor ilimitado de su Corazón hacia los pecadores y el dolor de ver ese amor tan poco correspondido; en una visión Jesús llegó a mostrarle su Corazón “más radiante que el sol y trasparente como un cristal, con una herida claramente visible, rodeado por una corona de espinas y con una cruz encima de él”.
Recibió diferentes revelaciones para fomentar la adoración del Corazón de Jesús, la comunión cada primer viernes del mes, la introducción de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, la hora santa en la noche del jueves al viernes, en conmemoración de su agonía en el huerto de los olivos.
Santa Margarita prometió en nombre del Corazón de Jesús, por la consagración y la entrega a su Divino Corazón: a los seglares el apoyo en su profesión, paz en sus familias y la bendición para todas sus actividades. A los sacerdotes, la gracia de conmover hasta a los corazones más duros. A los que sufren, el consuelo; a los pecadores arrepentidos, el perdón; a las almas apasionadas por la perfección, gracias muy especiales, a todos los adoradores del Corazón de Jesús, una bendita hora de la muerte

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