viernes, 10 de octubre de 2014

XXX DOMINGO ORDINARIO Ciclo A



XXX DOMINGO ORDINARIO Ciclo A
26 de octubre 2014


EL MANDAMIENTO PRINCIPAL

Ex 22, 20-26; 1 Ts 1,5-10; Mt 22, 34-40

La pregunta capciosa que los fariseos dirigen a Jesús no es una cuestión trivial. En la sociedad judía de aquel tiempo, existía una infinidad de mandamientos y de interpretaciones que terminaban por abrumar la conciencia de las personas. ¿Cómo hacer para cumplir con tantos preceptos, sin desatender ninguno? El riesgo mayor era que se podían descuidar los mandatos fundamentales y obsesionarse por los accesorios. De ejemplos y casos de esta confusión tenemos noticia en los Evangelios. De ahí que la respuesta del Señor Jesús siempre seguirá siendo nuestro referente fundamental: tan importante es el amor a Dios como el amor al prójimo. El libro del Éxodo concreta de forma precisa el alcance del amor al prójimo al legislar a favor de los emigrantes, las viudas, los forasteros y los huérfanos. Dios aparece en ese texto como el defensor, ombudsman diríamos hoy, de los derechos de los más débiles.


ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 104, 3-4)

Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.


ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


LITURGIA DE LA PALABRA


Primera lectura

Monición.-
La primera lectura expone una serie de disposiciones legales para proteger a quienes se hallan en una situación de inferioridad cívica, social o económica. Y nos recuerda que Dios escucha, sobre todo, la voz de “los más pobres y desprotegidos”

Del libro del Éxodo: 22, 20-26
Esto dice el Señor a su pueblo: "No hagas sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto. No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque si los explotas y ellos claman a mí, ciertamente oiré yo su clamor; mi ira se encenderá, te mataré a espada, tus mujeres quedarán viudas y tus hijos, huérfanos.
Cuando prestes dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portes con él como usurero, cargándole intereses.
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélveselo antes de que se ponga el sol, porque no tiene otra cosa con qué cubrirse; su manto es su único cobertor y si no se lo devuelves, ¿cómo va a dormir? Cuando él clame a mí, yo lo escucharé, porque soy misericordioso". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


Salmo responsorial

Del salmo 17 R/. Tú, Señor, eres mi refugio.

Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera. R/.

Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R/.

Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido. R/.

Abandonando los ídolos, ustedes se convirtieron a Dios y viven en la esperanza de que venga desde el cielo Jesucristo, su Hijo.


Segunda lectura

Monición.-
San Pablo nos recuerda el verdadero significado de nuestra existencia como cristianos: ser hombres de lucha, fe y alegría, testigos creíbles de Dios.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los tesalonicenses: 1, 5-10
Hermanos: Bien saben cómo hemos actuado entre ustedes para su bien. Ustedes, por su parte, se hicieron imitadores nuestros y del Señor, pues en medio de muchas tribulaciones y con la alegría que da el Espíritu Santo, han aceptado la palabra de Dios en tal forma, que han llegado a ser ejemplo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya, porque de ustedes partió y se ha difundido la palabra del Señor; y su fe en Dios ha llegado a ser conocida, no sólo en Macedonia y Acaya, sino en todas partes; de tal manera, que nosotros ya no teníamos necesidad de decir nada.
Porque ellos mismos cuentan de qué manera tan favorable nos acogieron ustedes y cómo, abandonando los ídolos, se convirtieron al Dios vivo y verdadero para servirlo, esperando que venga desde el cielo su Hijo, Jesús, a quien Él resucitó de entre los muertos, y es quien nos libra del castigo venidero. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.


ACLAMACIÓN (Jn 14, 23) R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor; y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.


Evangelio

Monición.-
El evangelio de Mateo nos revela, en boca de Jesús, un doble mandamiento. “Amar a Dios y amar al prójimo”. Mandamientos que son el corazón de la predicación profética y el soporte de la vida de todo cristiano.

Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a Él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos al Padre celestial nuestras peticiones, por nosotros y por toda la humanidad.

Después de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.


Por la Iglesia, para que sea siempre un ejemplo de desprendimiento, de espíritu de servicio y de pobreza, a fin de dar un buen testimonio del amor de Dios. Oremos.

Por los gobernantes de las naciones, para que trabajen en construir un mundo en el que reine la justicia, la igualdad y la fraternidad, como Dios quiere. Oremos.

Por los pobres y enfermos, para que encuentren siempre en los cristianos apoyo y ayuda. Oremos.

Por nosotros, para que con nuestra manera de vivir seamos luz para nuestros hermanos. Oremos.

Escucha, Padre, nuestra oración, y concédenos todas las gracias que necesitamos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Se dice Credo.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Mira, Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo que hacemos en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.


Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.


ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Cfr. Sal 19, 6)

Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de nuestro Dios.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Algún especialista en la historia del cristianismo ha escrito recientemente que los primeros cristianos no pretendían crear una "civilización cristiana", y afirma que "ellos querían únicamente cuidar a los enfermos, enterrar a los muertos, ganarse la vida mediante un trabajo honesto, educar a sus hijos y a los huérfanos, reconciliar a los enemigos por amor a Cristo. La "civilización" ha venido por añadidura". Desde este punto de vista el verdadero amor a Dios y a Cristo se traduce en un amor al prójimo que, sin alardes ni aspavientos, va cambiando la vida y la situación deplorable de muchas personas. Afortunadamente nunca han faltado cristianos de verdad, que sin adueñarse de las pantallas, ni de los titulares de los diarios, están amando a su prójimo porque han descubierto que el amor de Dios los ha cambiado por dentro y los ha hecho capaces de cambiar, aunque sea un poco, la suerte de su prójimo.



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