martes, 14 de octubre de 2014

Escucha, confía y lánzate





Escucha, confía y lánzate

«Confía en Dios a pesar de que el mundo quiera que nuestra confianza se abrace únicamente a seguridades palpables; los caminos de Dios son diferentes».

Por el P. Dennis Doren, L.C.

La confianza es esa seguridad que tenemos de la rectitud y buenas intenciones de los demás. Lo sano es que en nuestras relaciones con los demás supongamos la buena fe de todos. Esa confianza sostiene nuestra esperanza de recibir de los demás un trato que corresponda al nuestro. Muchas veces tenemos que caminar en la oscuridad, solo escuchando nuestra voz interior; otras veces nos tenemos que tirar al vacío sin saber a dónde caeremos.

Vivir rodeados de personas en las que no podemos confiar nos hace herméticos, reservados, temerosos, incapaces de entablar una relación más íntima. Por no tener confianza, nos encerramos en nuestra casa viviendo de telenovelas y haciendo nuestra vida una telenovela. Tenemos que salir de nuestras pequeñas seguridades y lanzarnos con confianza, especialmente cuando sentimos que esa voz es la de Dios que nos dice: salta, no tengas miedo, confía, Yo estoy aquí contigo.

Una vez se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy importante, las personas del edificio, al enterarse que estaba en llamas, salieron rápidamente de sus departamentos, a excepción de un niño de 8 años de edad que dormía en el octavo piso, pues su papá había salido a la tienda y su mamá estaba de viaje. El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso, los bomberos intentaban apagarlo, sus esfuerzos eran inútiles; el edificio estaba totalmente en llamas y tuvieron que pedir refuerzos a otras unidades de la ciudad y de ciudades vecinas.

El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo piso; el fuego crecía, iba ya por el quinto piso. De repente, aparece el padre del niño preocupado por su hijo; viendo este cuadro, los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces se escuchan los llantos del niño gritando: Papi !!!Tengo miedo!!!

El padre lo escucha y llorando le dice: Hijo, no tengas miedo yo estoy aquí abajo, no tengas miedo!!!

Pero el niño no lo veía: Papi, no te veo, sólo veo humo y fuego.

Pero el Padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina. Pero yo si te veo, hijo. Hijo, sabes qué debes de hacer, tírate que aquí te agarramos todos los que estamos abajo, TÍRATE!!!

El hijo le dice: Pero yo no te veo.

El Padre contesta: Sabes cómo debes hacer, cierra los ojos, tírate, lánzate!!!

El niño dice: Papi, no te veo, pero allá voy!!!

Y cuando el niño se lanzó, lo rescataron. Entonces el padre lo abraza, llora con el hijo, pero de contento. El hijo comprende que hay veces que no puede ver al padre, pero que sus palabras son suficientes para confiar en él.

Así es nuestra vida, muchas veces hay muchos incendios, sentimos problemas parecidos a este niño, y nuestro Padre DIOS nos dice: TÍRATE!!! CONFÍA EN MÍ, y nosotros tenemos que lanzarnos así, aunque no miremos ni sintamos nada, solo la FE, solo por FE tienes que salir adelante!!! porque sólo su palabra nos basta!!!

Confía en Dios a pesar de que el mundo quiera que nuestra confianza se abrace a seguridades humanas, seguridades palpables; los caminos de Dios son diferentes, por eso tenemos que saber escucharlo, descubrir su voz y confiar en Él.


14 de Octubre 2014

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