Santa
María Faustina, apóstol de La Divina Misericordia, forma parte del
círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor
Jesús transmite al mundo el gran mensaje de La Divina Misericordia y
presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza
en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.
El 30 de
abril de 2000 fue canonizada por el Papa Juan Pablo II. En esa
oportunidad Juan Pablo II explicó refiriéndose al gran mensaje que Santa
Faustina recibió de Cristo de La Misericordia Divina que: «No es un
mensaje nuevo pero se puede considerar de esencial iluminación para
ayudarnos a revivir más intensamente el Evangelio de la Pascua, para
ofrecerlo como un rayo de luz a los hombres y a las mujeres de nuestro
tiempo».
Nuestro Señor se apareció desde 1931 a 1938 a sor
María Faustina Kowalska, religiosa de las Hermanas de la Caridad de la
Madre de Dios, en Polonia, confiándole la difusión de la devoción a su
misericordia. Durante ese tiempo, Santa Faustina anotó en su Diario las
enseñanzas recibidas directamente de Nuestro Señor Jesucristo en torno a
su Divina Misericordia; sus experiencias místicas, así como sus
reflexiones y oraciones.
Esta devoción está incluida con el
número 154 en el Directorio Sobre La Piedad Popular y La Liturgia, de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
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