UNA REFLEXIÓN PARA
NUESTRO TIEMPO.- La época actual está marcada por cambios bruscos y acelerados
que han modificado nuestras relaciones de manera drástica. Unos creen que hemos
tomado un rumbo equivocado, porque no tenemos unos principios orientadores
claros, mientras que otras personas, consideran que basta con que cada uno siga
su propia conciencia y encuentre sentido a lo que hace. Quienes nos reconocemos
como discípulos de Jesús, no podemos afirmar nuestras posturas personales, por
encima de las opciones fundamentales que vivió y asumió el Señor Jesucristo.
Nuestra sociedad es muy distinta a la suya y, no obstante, los problemas
decisivos que enfrentamos, se asemejan a los que había durante el primer siglo
en Galilea. Para aprender a ser fieles al mensaje y la propuesta del Señor
Jesús, contamos con la fuerza del Espíritu que nos ayuda reconocer las opciones
y las iniciativas que llevan la marca de Jesús y a desechar aquellas que son
contrarias a su voluntad.
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