UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
Si en la
historia de la literatura apreciamos con frecuencia una especie de ley del
péndulo que en un momento hace que prevalezca la inspiración y el sentimiento y
unos años después predomina el apego a las normas clásicas del buen escribir,
resulta deseable que esta especie de bandazo cultural se opere en el terreno de
los valores morales. Luego de un par de décadas en que hemos sufrido un enorme
desprecio por la vida humana manifestada en actos de terrorismo, ejecuciones,
secuestros, desapariciones y un largo etcétera, resulta obligado implementar un
giro decisivo en la mentalidad colectiva. Dios ama a los vivientes y en su
nombre no podemos implementar acciones que impliquen desaparecer, lastimar o
dañar a persona alguna. El que ama a Dios debe cuidar al máximo a toda criatura
viviente.
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