DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO
Ciclo B
Domingo 15 de julio 2018
ME MANDÓ A PROFETIZAR
Jesús advierte a sus discípulos de la posibilidad de no ser escuchados
a la hora que realicen su misión como proclamadores del Reino. La sordera y la
indiferencia ante un mensaje tan inesperado como desconcertante, podrían ser la
respuesta de los galileos ante el anuncio de esos misioneros, que no parecían
más que burdos pescadores. No obstante, Jesús no los lanza a una batalla
perdida. No los envía solamente como transmisores de palabras sino como sus
emisarios; disponen de su autoridad para sanar y aliviar el dolor de enfermos y
afligidos por tantos años de adversidades. Estos misioneros marchan con
deliberada debilidad. No llevan insignias de poder ni disponen de armas o
dinero. Van en el nombre y con la fuerza de Dios presente en la persona de
Jesús. Esa aparente debilidad será su fortaleza. A esos profetas, tan débiles y
poderosos como el profeta Amós, es a quien quieren silenciar los que adueñan
del poder en el nombre de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15
Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y al despertar, espero
saciarme de gloria.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan
extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a cuantos se
profesan como cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan y
cumplir lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Ve y profetiza a mi pueblo.
Del libro del profeta Amós: 7,12-15
En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós:
"Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan,
profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del
rey y templo del reino". Respondió Amós: "Yo no soy profeta ni hijo
de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al
rebaño y me dijo: 'Ve y profetiza a mi pueblo, Israel' ".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14.
R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo.
Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.
R/.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se
besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo. R/.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su
fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios nos eligió en Cristo antes de crear el mundo.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 1, 3-14
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha
bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos
eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e
irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que,
por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos
la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Pues por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón
de los pecados. Él ha prodigado sobre nosotros el tesoro de su gracia, con toda
sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste
es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegara la plenitud
de los tiempos: hacer que todas las cosas, las del cielo y las de la tierra,
tuvieran a Cristo por cabeza. Con Cristo somos herederos también nosotros. Para
esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad:
para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya
antes esperábamos en Cristo.
En él, también ustedes, después de escuchar la palabra de la verdad, el
Evangelio de su salvación, y después de creer, han sido marcados con el
Espíritu Santo prometido. Este Espíritu es la garantía de nuestra herencia,
mientras llega la liberación del pueblo adquirido por Dios, para alabanza de su
gloria. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes para
que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
EVANGELIO
Envió a los discípulos de dos en dos.
Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les
dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el
camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón,
sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que
se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al
abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para
ellos".
Los discípulos se fueron a predicar el arrepentimiento. Expulsaban a
los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Que nuestras oraciones lleguen, hermanos, a la presencia del Señor y
que nuestros ruegos sean escuchados por aquel que escruta el corazón de todos.
Digamos confiadamente: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que proclaman con
fidelidad la palabra divina y para todos los ministros que sirven a la Iglesia.
Roguemos al Señor.
Por Israel, el pueblo de la antigua alianza, por los cristianos
separados de la Iglesia católica y apostólica y por los que no conocen al Dios
verdadero, invoquemos al Señor, dueño de toda verdad.
Por los que viven lejos de su casa, por los encarcelados, por los
débiles y oprimidos, y por los justos que sufren persecución, oremos a Jesús el
Salvador.
Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria por la paz y
felicidad de los que ahora estamos aquí, huéspedes en la casa del Señor.
Roguemos al Señor.
Escucha, Padre todopoderoso, nuestras oraciones y concédenos considerar
por encima de todo la grandeza de los favores que nos has otorgado con tu Hijo
amado, para que, llenos del Espíritu Santo, anunciemos el mundo, de palabra y
con las obras, el plan que has proyectado realizar en nuestros tiempos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y concede que, al
recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio III para los Domingos del Tiempo Ordinario
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios poderoso y eterno.
Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido
nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber
previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y así con lo que fue la
causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor
nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a
sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor
Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr Sal 83, 4-5
El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina un nido donde poner
sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío.
Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con los dones que hemos recibido, te suplicamos, Señor,
que, participando frecuentemente de este sacramento, crezcan los efectos de
nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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