DOMINGO
XIV DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo
8 de julio 2018
LA
DIFICULTAD DE ESCUCHAR
ANTÍFONA
DE ENTRADA Sal 47, 10-11
Meditamos,
Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los
confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Señor
Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el mundo
derrumbado, concede a tus fieles una santa alegría, para que, a quienes
rescataste de la esclavitud del pecado, nos hagas disfrutar del gozo que no
tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA
DE LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Esta
raza rebelde sabrá que hay un profeta en medio de ellos
Del
libro del profeta Ezequiel: 2, 2-5
En
aquellos días, el espíritu entró en mí, hizo que me pusiera en pie y oí una voz
que me decía: "Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a un pueblo
rebelde, que se ha sublevado contra mí. Ellos y sus padres me han traicionado
hasta el día de hoy. También sus hijos son testarudos y obstinados. A ellos te
envió para que les comuniques mis palabras. Y ellos, te escuchen o no, porque
son una raza rebelde, sabrán que hay un profeta en medio de ellos".
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del
salmo 122, 1-2a. 2bcd. 3-4
R/. Ten
piedad de nosotros, ten piedad.
En ti,
Señor, que habitasen lo alto, fijos los ojos tengo, como fijan sus ojos en las
manos de su señor, los siervos. R/.
Así
como la esclava en su señora tiene fijos los ojos, fijos en el Señor están los
nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros. R/.
Ten
piedad de nosotros, ten piedad, porque estamos, Señor, hartos de injurias;
saturados estamos de desprecios, de insolencias y burlas. R/.
SEGUNDA
LECTURA
Me
glorío de mis debilidades, para que se manifieste en mí el poder de Cristo.
De la
segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 7-10
Hermanos:
Para que yo no me llene de soberbia por la sublimidad de las revelaciones que
he tenido, llevo una espina clavada en mi carne, un enviado de Satanás, que me
abofetea para humillarme. Tres veces le he pedido al Señor que me libre de
esto, pero él me ha respondido: "Te basta mi gracia, porque mi poder se
manifiesta en la debilidad".
Así
pues, de buena gana prefiero gloriarme de mis debilidades, para que se
manifieste en mí el poder de Cristo. Por eso me alegro de las debilidades, los
insultos, las necesidades, las persecuciones y las dificultades que sufro por
Cristo, porque cuando soy más débil, soy más fuerte.
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO cfr. Lc 4, 18
R/.
Aleluya, aleluya.
El
Espíritu del Señor está sobre mí; él me ha enviado para anunciar a los pobres
la buena nueva. R/.
EVANGELIO
Todos
honran a un profeta, menos los de su tierra
Del
santo Evangelio según san Marcos: 6, 1-6
En
aquel tiempo, Jesús fue a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó
el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba se
preguntaba con asombro:
"¿Dónde
aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder
para hacer milagros? ¿Qué no es éste el carpintero, el hijo de María, el
hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus
hermanas?". Y estaban desconcertados.
Pero
Jesús les dijo: "Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus
parientes y los de su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, sólo
curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y estaba extrañado de la
incredulidad de aquella gente. Luego se fue a enseñar en los pueblos vecinos.
Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN
DE FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en
un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo
visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra
salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la
Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones.
Digamos confiadamente: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Oremos
a Dios por el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos aquellos a los
que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé la fuerza y
sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido
encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida. Roguemos al
Señor.
Oremos
también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la verdadera paz y el
origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz
espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días. Roguemos
al Señor.
Pidamos
por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro
Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus días; oremos
también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de
convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y
alcanzar así la salvación eterna. Roguemos al Señor
Oremos,
finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que han salido ya de
este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para
que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque
entre los santos y elegidos. Roguemos al Señor.
Escucha,
Padre santo, nuestras oraciones e ilumínanos con la luz de tu Espíritu, para
que sintiéndonos pobres y débiles, experimentemos la fuerza de Cristo y el
poder de su resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
La
oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y nos haga participar, de día
en día, de la vida del reino glorioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio
III para los Domingos del Tiempo Ordinario
Nuestra
Humanidad salvada por la humanidad de Cristo
En
verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre
y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios poderoso y eterno. Porque reconocemos
como la obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido nuestra débil
naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber previsto el
remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y así con lo que fue la causa de
nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor nuestro.
Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces,
cantando humildemente tu alabanza
Santo,
Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos
están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna
en el cielo.
Bendito
el que viene en nombre del Señor
Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN Sal 33,9
Prueben
y vean qué bueno es el Señor; dichoso quien se acoge a él.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor,
que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los dones de la
salvación y que nunca dejemos de alabarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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