viernes, 30 de agosto de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190901




No hay necesidad de tomar el pasaje del Evangelio al pie de la letra. Nadie gusta de hacer fiestas con desconocidos ni con extraños. Las comidas festivas sirven para compartir nuestra alegría con amigos y familiares. Jesús no estaba enseñándonos a administrar el ocio. Tampoco pretendía reformar las convenciones sociales. Su interés era mucho más profundo. Revisar a fondo los propósitos y valores de las relaciones humanas. En lugar del interés y el cálculo de "te doy para que me des", pretendía animarnos a vivir la confianza y la gratuidad. No quería fomentar relaciones de dependencia entre patrono y cliente, como se acostumbraba en la sociedad romana. Su intención era animarnos a vivir con los criterios del Padre bondadoso que cuida gustosamente de los pequeños y los atiende sin buscar ningún beneficio. En medio de tantas situaciones sociales adversas, podemos encontrar alguna que nos permita vivir la gratuidad de acuerdo con nuestras posibilidades.


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