LA PUERTA ESTRECHA
La preocupación sobre la limitada cantidad de
personas que alcanzan la salvación estaba presente entre los oyentes del Señor
Jesús. El hambre y la sed de salvación se propagaban entre los israelitas, por
el simple hecho que estaban ciertos que efectivamente su vida como sociedad era
un hecho salvífico. A partir de esa inquietud el Maestro exhorta a realizar el
mayor esfuerzo para conseguir atravesar la puerta estrecha. No basta participar
de la comunión de fe, llamando a Jesús con el título de Señor, ni bastará con
oír su mensaje. Es indispensable alcanzar una comunión de vida, apartándose de
la injusticia. Mucho menos alcanzará con aducir privilegios de sangre. Ya no
bastará con apelar a la descendencia abrahámica. Efectivamente el libro del
profeta Isaías se cierra con el anunció de la futura incorporación al pueblo de
Dios, de personas bien dispuestas, provenientes de lugares tan remotos como
Grecia o Etiopía.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3
Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu
siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los
corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo
que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente
anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Traerán de todos los países a los hermanos de
ustedes.
Del libro del profeta Isaías: 66, 18-21
Esto dice el Señor: "Yo vendré para reunir a
las naciones de toda lengua. Vendrán y verán mi gloria. Pondré en medio de
ellos un signo, y enviaré como mensajeros a algunos de los supervivientes hasta
los países más lejanos y las islas más remotas, que no han oído hablar de mí ni
han visto mi gloria, y ellos darán a conocer mi nombre a las naciones.
Así como los hijos de Israel traen ofrendas al
templo del Señor en vasijas limpias, así también mis mensajeros traerán, de
todos los países, como ofrenda al Señor, a los hermanos de ustedes a caballo,
en carro, en literas, en mulos y camellos, hasta mi monte santo de Jerusalén.
De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 116, 1. 2.
R/. Vayan por todo el mundo y prediquen el
Evangelio.
Que alaben al Señor todas las naciones, que lo
aclamen todos los pueblos. R/.
Porque grande es su amor hacia nosotros y su
fidelidad dura por siempre. R/.
SEGUNDA LECTURA
El Señor corrige a los que ama.
De la carta a los hebreos: 12, 5-7.11-13
Hermanos: Ya se han olvidado ustedes de la
exhortación que Dios les dirigió, como a hijos, diciendo: Hijo mío, no
desprecies la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. Porque
el Señor corrige a los que ama, y da azotes a sus hijos predilectos. Soporten,
pues, la corrección, porque Dios los trata como a hijos; ¿y qué padre hay que
no corrija a sus hijos?
Es cierto que de momento ninguna corrección nos
causa alegría, sino más bien tristeza. Pero después produce, en los que la
recibieron, frutos de paz y de santidad. Por eso, robustezcan sus manos
cansadas y sus rodillas vacilantes; caminen por un camino plano, para que el
cojo ya no se tropiece, sino más bien se alivie. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 6
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al
Padre si no es por mí, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Vendrán del oriente y del poniente y participarán
en el banquete del Reino de Dios.
Del santo Evangelio según san Lucas: 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús iba enseñando por ciudades y
pueblos, mientras se encaminaba a Jerusalén. Alguien le preguntó: "Señor,
¿es verdad que son pocos los que se salvan?".
Jesús le respondió: "Esfuércense en entrar por
la puerta, que es angosta, pues yo les aseguro que muchos tratarán de entrar y
no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante de la mesa y cierre la puerta,
ustedes se quedarán afuera y se pondrán a tocar la puerta, diciendo: ¡Señor,
ábrenos!' Pero él les responderá: `No sé quiénes son ustedes'.
Entonces le dirán con insistencia: 'Hemos comido y
bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas'. Pero él replicará: 'Yo
les aseguro que no sé quiénes son ustedes. Apártense de mí, todos ustedes los
que hacen el mal'. Entonces llorarán ustedes y se desesperarán, cuando vean a
Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes
se vean echados fuera.
Vendrán muchos del oriente y del poniente, del
norte y del sur, y participarán en el banquete del Reino de Dios. Pues los que
ahora son los últimos, serán los primeros; y los que ahora son los primeros,
serán los últimos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que venga en nuestro
auxilio y, por el honor de su nombre, escuche nuestra oración. Digamos con fe y
devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el Señor, en su infinita bondad, se
acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de nuestro obispo N., y de todos
los demás obispos, que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a los
sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia, se acuerde de todos los
fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda a los que trabajan la tierra
lluvias oportuna y buenas cosechas, dé sabiduría a los investigadores, acierto
a los que enseñan, docilidad y constancia a los que estudian y otorgue a todos
aquellos que necesitan en cada momento, roguemos al Señor.
Para que el Señor infunda en el corazón de los
pecadores un vivo y sincero arrepentimiento de sus culpas, les conceda el
perdón de sus pecados y les dé fuerza para no recaer en el mal, a fin de que
donde creció el pecado, más desbordante sea la misericordia divina, roguemos al
Señor.
Para que el Señor conceda sus dones a nuestros
familiares, amigos, bienhechores y a todos aquellos que queremos recordar; para
que, a cambio de las riquezas que nos han dado, obtengan las riquezas
inmortales y, en lugar de los bienes temporales, alcancen los bienes eternos,
roguemos al Señor.
Dios nuestro, que invitas a los hombres a entrar
por la puerta estrecha de la cruz hacia el gozoso banquete de tu reino, escucha
nuestras oraciones y danos la fuerza de tu Espíritu, para que, siguiendo las
huellas de tu Hijo, tengamos parte en la mesa festiva de su gloria. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que con un mismo y único sacrificio
adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los
dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de
Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y
así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la
salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15
La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan
que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu
misericordia fructifique plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda
continua de tu gracia, de tal manera tendamos a la perfección, que podamos
siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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