NO PRETENDAS LO QUE TE SOBREPASA
El pasaje del Evangelio de San Lucas consta de dos
recomendaciones relativas a la participación en las fiestas. En el primer caso
se considera la situación del huésped y en la segunda, el del anfitrión en una
comida. La primera recomendación se ocupa de la humildad, la segunda atiende al
valor de la gratuidad. La humildad supone capacidad de elaborar un juicio
objetivo sobre uno mismo. Tarea difícil, porque tendemos a sobrevalorarnos. De
ahí que tenga sentido prestar oído a la recomendación del Sirácide: "no
pretendas lo que te sobrepasa". Esto no es una defensa del conformismo ni
de la pasividad, sino una llamada de atención contra la inclinación a la
presunción y la arrogancia. Quien se conoce a sí mismo, no necesita recibir
honores ajenos. La segunda recomendación adquiere mayor significado en el
contexto actual. Dar y entregar parte de nuestros bienes a quienes atraviesan
una situación difícil, nos ubica en la dinámica de la bondad del Padre
bondadoso.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 3. 5
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te
invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios de toda virtud de quien procede todo lo que es
bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que,
haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y
lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Hazte pequeña y hallarás gracia ante el Señor.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 3, 19-21.
30-31
Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te
amarán más que al hombre dadivoso. Hazte tanto más pequeño cuanto más grande
seas y hallarás gracia ante el Señor, porque sólo él es poderoso y sólo los
humildes le dan gloria. No hay remedio para el hombre orgulloso, porque ya está
arraigado en la maldad. El hombre prudente medita en su corazón las sentencias
de los otros, y su gran anhelo es saber escuchar.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 67, 4-5ac. 6-7ab. 10-11
R/. Dios da libertad y riqueza a los cautivos.
Ante el Señor, su Dios, gocen los justos, salten de
alegría. Entonen alabanzas a su nombre. En honor del Señor toquen la citara.
R/.
Porque el Señor, desde su templo santo, a huérfanos
y viudas da su auxilio; él fue quien dio a los desvalidos casa, libertad y
riqueza a los cautivos. R/.
A tu pueblo extenuado diste fuerzas, nos colmaste,
Señor, de tus favores y habitó tu rebaño en esta tierra, que tu amor preparó
para los pobres. R/.
SEGUNDA LECTURA
Se han acercado ustedes a Sión, el monte y la
ciudad del Dios viviente
De la carta a los hebreos: 12, 18-19. 22-24
Hermanos: Cuando ustedes se acercaron a Dios, no
encontraron nada material, como en el Sinaí: ni fuego ardiente, ni obscuridad,
ni tinieblas, ni huracán, ni estruendo de trompetas, ni palabras pronunciadas
por aquella voz que los israelitas no querían volver a oír nunca.
Ustedes, en cambio, se han acercado a Sión, el
monte y la ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a la reunión
festiva de miles y miles de ángeles, a la asamblea de los primogénitos, cuyos
nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el juez de
todos los hombres, y a los espíritus de los justos que alcanzaron la
perfección. Se han acercado a Jesús, el mediador de la nueva alianza.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 29
R/. Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y
aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. R/.
EVANGELIO
El que se engrandece a sí mismo, será humillado y
el que se humilla, será engrandecido.
Del santo Evangelio según san Lucas: 14, 1, 7-14
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los
jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados
escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: "Cuando te inviten
a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya
algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga
a decirte: 'Déjale el lugar a éste', y tengas que ir a ocupar, lleno de
vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último
lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate a la
cabecera'. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados.
Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla,
será engrandecido". Luego dijo al que lo había invitado: "Cuando des
una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus
parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su
vez, y con eso quedarías recompensado. Al contrario, cuando des un banquete,
invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás
dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando
resuciten los justos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que dé oídos a las
súplicas de su pueblo, diciendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Tengamos presente, hermanos, en nuestras oraciones
a la Iglesia santa, católica y apostólica, para que el Señor lo haga crecer en
la fe, la esperanza y la caridad. Roguemos al Señor.
Oremos también por los pecadores, por los
encarcelados, por los enfermos y por los que están lejos de sus hogares, para
que el Señor los proteja, los libere, les devuelva la salud y los consuele.
Roguemos al Señor.
Oremos también por las almas de todos los difuntos,
para que Dios, en su bondad, quiera admitirlos en el coro de los santos y de
los elegidos. Roguemos al Señor.
Pidamos también por los que nos disponemos a
celebrar la Eucaristía, para que el Señor perdone sus culpas de los que vamos a
participar de sus sacramentos, otorgue sus premios a los que ejercerán los
diversos ministerios y dé la salvación a todos aquellos por los que ofrecemos
nuestro sacrificio. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que invitas a pobres y pecadores al
banquete alegre de la nueva alianza, escucha nuestras oraciones y haz que
sepamos honrar a tu Hijo en los enfermos y en los humildes, a fin de que,
alrededor de tu mesa, nos reconozcamos mutuamente como hermanos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre
tu bendición salvadora, para que dé fruto en nosotros lo que realiza el
misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de
Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y
así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la
salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno
y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza Santo,
Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 30, 20
Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes
reservada para tus fieles.
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