sábado, 17 de agosto de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190818




La división y la polarización social y religiosa no son extrañas a la vida de las figuras proféticas ni a los grandes maestros de sabiduría, como sin duda lo fue el Señor Jesús. En su vida advertimos una combinación de actitudes, de un lado apreciamos su sencillez y cercanía hacia los pequeños; del otro, advertimos una gran seguridad en su pretensión de transformar radicalmente la manera de comprender el amor de Dios. No recurría a la polarización como una estrategia para aumentar su poder ni para manipular a sus discípulos. En manera alguna reflejaba las actitudes de superioridad moral típicas de los populistas y los fanáticos, que se adueñan del derecho de representar al pueblo sabio y se desconectan del bando opuesto, a quien juzgan como la encarnación de la maldad. La invitación a construir el Reinado de Dios produce diversas expresiones históricas. Nadie puede adueñarse de la representatividad única. El monopolio de la verdad no existe, aunque algunos así lo reclamen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario