LA DECISIÓN DEL PADRE
El Evangelio de san Lucas mantiene un tono
exhortativo encaminado a suscitar la plena confianza en Dios. Una invitación a
vivir tranquilamente, a sabiendas que Dios cuida de nosotros, se tendrá que
traducir en actitudes de solidaridad hacia los necesitados. Quien se imponga la
tarea de auxiliar a sus hermanos, estará conformando un tesoro invulnerable,
que no podrán saquear ladrones ni corruptos. La otra invitación tiene que ver
con el cumplimiento de las responsabilidades derivadas de nuestra condición de
creyentes. Quien haya recibido un encargo en la comunidad cristiana, no podrá
excederse en sus atribuciones, lastimando a los hermanos. Quien así proceda
tendrá que rendir cuentas de sus abusos y su prepotencia. Quien se apegue al
encargo recibido de parte del Señor Jesús, seguirá gozando de la confianza y
recibirá encargos mayores. La eficiencia y la responsabilidad son valores
esenciales al ejercicio de cualquier ministerio en la comunidad eclesial.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides normas
tiempo la suerte de tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no
olvides las voces de los que te buscan.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por
el Espíritu Santo, invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros
corazones el espíritu de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en
posesión de la herencia que nos tienes prometida. Por nuestro Señor
Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Castigaste a nuestros adversarios, y a tus elegidos
nos cubriste de gloria.
Del libro de la Sabiduría: 18, 6-9
La noche de la liberación pascual fue anunciada con
anterioridad a nuestros padres, para que se confortaran al reconocer la firmeza
de las promesas en que habían creído. Tu pueblo esperaba a la vez la salvación
de los justos y el exterminio de sus enemigos. En efecto, con aquello mismo con
que castigaste a nuestros adversarios nos cubriste de gloria a tus elegidos.
Por eso, los piadosos hijos de un pueblo justo
celebraron la Pascua en sus casas, y de común acuerdo se impusieron esta ley
sagrada, de que todos los santos participaran por igual de los bienes y de los
peligros. Y ya desde entonces cantaron los himnos de nuestros padres. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32, 1.12. 18-19. 20.22
R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los
justos alabarlo. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que
eligió por suyo. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen yen su
bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es
nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que,
en ti, Señor, hemos confiado. R/.
SEGUNDA LECTURA
Esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios.
De la carta a los hebreos: 11, 1-2. 8-19
Hermanos: La fe es la forma de poseer, ya desde
ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven. Por ella
fueron alabados nuestros mayores. Por su fe, Abraham, obediente al llamado de
Dios, y sin saber a dónde iba, partió hacia la tierra que habría de recibir
como herencia. Por la fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, en
tiendas de campaña, como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa después
de él. Porque ellos esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y
constructor es Dios.
Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su
avanzada edad, pudo concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel
a la promesa; y así, de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia
numerosa como las estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.
Todos ellos murieron firmes en la fe. No alcanzaron
los bienes prometidos, pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos.
Ellos reconocieron que eran extraños y peregrinos en la tierra. Quienes hablan
así, dan a entender claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran
añorado la patria de donde habían salido, habrían estado a tiempo de volver a
ella todavía. Pero ellos ansiaban una patria mejor: la del cielo. Por eso Dios
no se avergüenza de ser llamado su Dios, pues les tenía preparada una ciudad.
Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba,
se dispuso a sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque
Dios le había dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu
nombre. Abraham pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a
los muertos; por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo
profético.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 24, 42. 44
R/. Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a
venir el Hijo del hombre. R/.
EVANGELIO
También ustedes estén preparados.
Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino.
Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y
acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba allá donde no llega el ladrón,
ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas
encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor
regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a
quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá
la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a
medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a
qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera
por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la
hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre".
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: "¿Dices
esta parábola sólo por nosotros o por todos?". El Señor le respondió:
"Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la
servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta
con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo
encuentra cumpliendo con su deben. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de
todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: `Mi amo tardará en llegar' y
empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber y a
embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y
lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres
desleales.
El siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no
haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin
conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le
da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho
más".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para
que, acordándose de su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido
en su nombre.
Digamos: escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos,
Señor.)
Por la paz que desciende del cielo, por la unión de
las Iglesias y por la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por los que trabajan por el bien de los pobres, por
los que ayudan a los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos,
roguemos al Señor.
Por los que están abatidos o sometidos a una
prueba, por los que están en peligro, por el retorno de los extraviados y por
la libertad de los encarcelados, roguemos al Señor.
Por los que en este momento están orando con
nosotros, por los que han pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros
hermanos difuntos, roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y haz que los
corazones de tus fieles se inflamen en la fe que impulsó a nuestro padre
Abraham a vivir como extranjero en la tierra que le prometiste, y que también
esperemos el regreso de tu Hijo, como el criado a quien el Señor encuentra en
vela, en el momento de su llegada, para que podamos así ser acogidos por Cristo
en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu
Iglesia, y, al concederle en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al
mismo tiempo que se conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de
Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y
así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la
salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo
eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con
lo mejor de su trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido,
Señor, nos salven y nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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