QUIENES CONFIEN EN DIOS, CONOCERÁN LA PAZ
Hab 1, 2-3; 2, 2-4; 2 Tim 1, 6-8. 13-14; Lc 17,
5-10
Diez años antes de la caída del reino de Asiria el
profeta Habacuc se dirige a sus oyentes, pidiéndoles que mantengan su
confianza. El pueblo está desesperado de ver tantas injusticias y lanza un
interrogante preciso: "¿Hasta cuándo, Señor gritaré: ¡Violencia!, sin que
me salves?". Dios parece indiferente ante el sufrimiento de su pueblo.
Habacuc ratifica un mensaje de esperanza. El fin de la desgracia está próximo,
quienes confíen en Dios, conocerán la paz. De ese mismo tema de la fe y la
confianza se ocupa el Evangelio de San Lucas. Los apóstoles sienten que su fe
es demasiado frágil y piden al Señor que se las aumente. El primer paso es
reconocer la propia fragilidad y pedir confiadamente la ayuda de Dios. Cuando Dios
nos escucha también nos exige rendir frutos. Quien solicita el favor de Dios
está obligado a cumplir gustosamente su voluntad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Est 4, 17
En tu voluntad, Señor, está puesto el universo, y
no hay quien pueda resistirse a ella. Tú hiciste todo, el cielo y la tierra, y
todo lo que está bajo el firmamento; tú eres Señor del universo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que en la abundancia de
tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama
sobre nosotros tu misericordia para que libres nuestra conciencia de toda
inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro
Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El justo vivirá por su fe.
Del libro del profeta Habacuc: 1, 2-3; 2, 2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio, sin que me
escuches, y denunciaré a gritos la violencia que reina, sin que vengas a
salvarme? ¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando la opresión?
Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y desórdenes.
El Señor me respondió y me dijo: "Escribe la
visión que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer
de corrido. Es todavía una visión de algo lejano, pero que viene corriendo y no
fallará; si se tarda, espéralo, pues llegará sin falta. El malvado sucumbirá
sin remedio; el justo, en cambio, vivirá por su fe". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 94, 1-2. 6-7. 8-9.
R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.
Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios
que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/.
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y
bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su
pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No
endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus
padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.
SEGUNDA LECTURA
No te avergüences de dar testimonio de nuestro
Señor.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a
Timoteo: 1, 6-8.13-14
Querido hermano: Te recomiendo que reavives el don
de Dios que recibiste cuando te impuse las manos. Porque el Señor no nos ha
dado un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de moderación.
No te avergüences, pues, de dar testimonio de
nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa. Al
contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio,
sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina
que recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en
Cristo Jesús. Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en
nosotros. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 P 1, 25
R/. Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios permanece para siempre. Y ésa es
la palabra que se les ha anunciado. R/.
EVANGELIO
¡Si ustedes tuvieran fe...!
Del santo Evangelio según san Lucas: 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor:
"Auméntanos la fe". El Señor les contestó: "Si tuvieran fe,
aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a ese
árbol frondoso: `Arráncate de raíz y plántate en el mar', y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la
tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: 'Entra en
seguida y ponte a comer'? ¿No le dirá más bien: 'Prepárame de comer y disponte
a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú'? ¿Tendrá
acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su
obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les
mandó, digan: 'No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que
hacer' ". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestra plegaria al Señor con
aquella confianza filial que el Espíritu Santo suscita en nuestros corazones, y
digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que la Iglesia, mediante la santidad de sus
fieles y el celo de sus ministros, anuncie a todos los hombres y realice en
todos los pueblos la salvación de Dios, roguemos al Señor.
Para que el Señor ayude a los gobernantes, a fin de
que se logre en todas las naciones la paz, el desarrollo, el progreso y la
libertad religiosa, roguemos al Señor.
Para que las naciones que sufren a causa de las
guerras vean alejarse de sus pueblos las crueldades, la violencia, la
destrucción y las lágrimas, roguemos al Señor.
Para que el Señor ilumine los ojos de nuestro
corazón, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de gloria ala que nos ha
llamado, roguemos al Señor.
Señor, Dios todopoderoso, dispuesto siempre a
escuchar las oraciones de los que tienen fe como un grano de mostaza, danos un
corazón humilde, de tal forma que, después de haber contribuido con nuestro
esfuerzo al crecimiento de tu reino, reconozcamos que sólo hemos hecho lo que
teníamos que hacer y proclamemos con humildad las maravillas de tu amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, el sacrificio que tú mismo nos
mandaste ofrecer, y, por estos sagrados misterios, que celebramos en
cumplimiento de nuestro servicio, dígnate llevar a cabo en nosotros la santificación
que proviene de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Prefacio III para los Domingos del Tiempo Ordinario
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de
Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no
sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad,
sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y
así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la
salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo
eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lm 3, 25
Bueno es el Señor con los que en él confían, con
aquellos que lo buscan.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios omnipotente, saciados con este alimento y
bebida celestiales, concédenos ser transformados en aquel a quien hemos
recibido en este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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