LA HUMILDAD Y LA AUTOCOMPLACENCIA
El fariseo y el recaudador son dos perfiles que nos presenta el Señor
Jesús en esta parábola evangélica para invitarnos a vivir con sensatez. Por
experiencia propia sabemos que podemos incurrir en poses vanidosas cuando
tenemos una imagen demasiado benévola de nosotros mismos. El fariseo se sabe y
se siente bueno; más aún, se cree mejor que su prójimo, a quien considera
despreciable. El recaudador en cambio conoce de su pecaminosidad y su extravío,
lo confiesa claramente ante Dios y pide perdón. En sintonía con lo que afirma
el autor del Eclesiástico, podemos afirmar que Dios escucha favorablemente las
súplicas de perdón de los humildes. Dios es imparcial y atiende sin demora al
clamor de los inocentes. El sabio personaliza el clamor del pobre que no
descansa hasta alcanzar a Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 104, 3-4
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y
serán fuertes; busquen su rostro sin descanso.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por
tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te
damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo
único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y
la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar
lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La oración del humilde llega hasta el cielo.
Del libro del Sirácide (Eclesiástico): 35, 15-17. 20-22
El Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. No
menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido. No
desoye los gritos angustiosos del huérfano ni las quejas insistentes de la
viuda.
Quien sirve a Dios con todo su corazón es oído y su plegaria llega
hasta el cielo. La oración del humilde atraviesa las nubes, y mientras él no
obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que el Altísimo
lo atiende y el justo juez le hace justicia. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33, 2-3 17-18.19.23
R/. El Señor no está lejos de sus fieles.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me
siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su
recuerdo. Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas.
R/.
El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas.
Salva el Señor la vida de sus siervos. No morirán quienes en él esperan. R/.
SEGUNDA LECTURA
Ahora sólo espero la corona merecida.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 4, 6-8.16-18
Querido hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca
el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la
meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que
el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a
todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos
me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y
me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de
salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león.
El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará salvo a su
Reino celestial: A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Co 5. 19
R/. Aleluya, aleluya.
Dios reconcilió consigo al mundo, por medio de Cristo, y a nosotros nos
confió el mensaje de la reconciliación. R/.
EVANGELIO
El publicano regresó a su casa justificado y el fariseo no.
Del santo Evangelio según san Lucas: 18, 9-14
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían
por justos y despreciaban a los demás: "Dos hombres subieron al templo
para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, erguido, oraba así en su interior: 'Dios mío, te doy
gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros;
tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de
todas mis ganancias'.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los
ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: `Dios mío,
apiádate de mí, que soy un pecador'.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél
no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Confiados en que la oración de los pobres llega hasta el Señor,
elevemos con humildad nuestras peticiones a Dios y digamos: Te rogamos, Señor.
(R/. Te rogamos, Señor.)
Para que el Señor conceda el espíritu de consejo, fortaleza, ciencia y
piedad a nuestro obispo N., y a todos los pastores de la Iglesia, roguemos al
Señor.
Para que los gobiernos de las naciones edifiquen sus comunidades en la
paz, equilibrando toda desigualdad injusta, roguemos al Señor.
Para que el Señor alivie los dolores de los que sufren en el cuerpo o
en el espíritu y les dé fuerza para no desfallecer ante la tribulación,
roguemos al Señor.
Para que mantenga a nuestras familias firmes en la concordia y seguras
en su gracia y amistad, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que no miras la fama de los hombres ni te dejas influir
por nadie en perjuicio de los pobres, míranos a nosotros, tus siervos, que,
como el publicano, no nos atrevemos a levantar la mirada hacia ti, y haz que,
humillados como él, seamos enaltecidos en tu reino. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones que presentamos a tu majestad, para que lo que
hacemos en tu servicio esté siempre ordenado a tu mayor gloria. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 19, 6
Nos alegraremos en tu victoria y cantaremos alabanzas en el nombre de
nuestro Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tus sacramentos, Señor, produzcan en nosotros todo lo que
significan, para que lo que ahora celebramos en figura lo alcancemos en su
plena realidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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