sábado, 18 de enero de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200119





La experiencia de los creyentes que viven demasiado seguros de sus creencias se convierte en ocasiones en un peligro para la convivencia social. La superioridad moral o religiosa de quienes juzgan que su camino religioso es muy superior al de los otros, puede convertirse en fanatismo y violencia. Desafortunadamente hemos conocido ejemplos recientes, no solo por parte de fanáticos religiosos, sino también de políticos que alegan la supremacía de una raza o una cultura sobre otra. La mirada del profeta Isaías no se asemeja a tales discursos. El Siervo del Señor tiene una misión amistosa e incluyente: invitar a todos los pueblos a la salvación. No se trata de imponer, sino de proponer un camino de salvación para las personas bien dispuestas. Estamos urgido s de vivir la fe con una actitud más dialogal. Quienes no consiguen comprender las exigencias evangélicas, no pueden ser forzados a vivir conforme a lo que a los cristianos nos parece tan claro y natural.

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