viernes, 10 de enero de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200112





Cuando revisamos los diarios y encontramos reportajes de la violencia o de los índices de pobreza que no ceden, podemos experimentar cierta sensación de desamparo. Pareciera que las salidas se agotan y que el margen de maniobra para modificar todo aquello que degrada las condiciones de vida de las personas se acorta. La desesperanza campea por todas partes, produciendo individualistas furibundos que persiguen su propio bienestar a costa del país y de los otros. Escasa solidaridad y escasa confianza en los demás. Las figuras proféticas siguen siendo indispensables, son nuestros críticos implacables, como Juan el Bautista y como Jesús de Nazaret, y a la vez son nuestros pedagogos que nos alientan a vivir en clave de esperanza. Los retos son enormes, pero el amor a la vida, a las personas, a la creación entera son un acicate para salir de nuestra zona de confort y buscar lo mejor para nosotros y para nuestra comunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario