LA LUZ DE LAS NACIONES
Is 49, 3. 5-6; 1 Co 1, 1-3; Jn 1, 29-34
El Segundo cántico del Siervo es un llamado a la
esperanza y a la reconciliación entre las naciones. El profeta Isaías no
compartía en manera alguna una visión estrecha del amor de Dios, ni tenía
pretensión alguna de apropiarse de Dios. El Dios de Israel no es propiedad del
pueblo. Dios se desvive por todas sus criaturas, le duele y le preocupa la
situación de todos sus hijos. Por eso mismo enviará a su Siervo a que en
Babilonia, en Líbano o en Persia, testimonie con hechos y palabras la visión
del Dios compasivo que ama a todos por igual. El profeta del Jordán logró
discernir la singularidad del hombre recién venido de Nazaret y advirtió que
éste que era el elegido, el Cordero de Dios. No era un hombre común y
corriente, antes bien, estaba ungido por el Espíritu y por eso mismo,
comunicaría esa vitalidad divina a cuantos se dispusieran a acoger su oferta de
gracia.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que
todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los
cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los
días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Te hago luz de las naciones, para que todos vean mi
salvación.
Del libro del profeta Isaías: 49, 3. 5-6
El Señor me dijo: "Tú eres mi siervo, Israel;
en ti manifestaré mi gloria". Ahora habla el Señor, el que me formó desde
el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él
y congregar a Israel en torno suyo -tanto así me honró el Señor y mi Dios fue
mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo
para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel;
te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta
los últimos rincones de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39,2 Y 4ab. 7-8a. 8b-9.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza; él se
inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en
cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije:
"Aquí estoy". R/.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto
es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he
cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
SEGUNDA LECTURA
La gracia y la paz de parte de Dios Padre y de
Cristo Jesús.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 1,1-3
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de
Dios, y Sóstenes, mi colaborador, saludamos a la comunidad cristiana que está
en Corinto. A todos ustedes, a quienes Dios santificó en Cristo Jesús y que son
su pueblo santo, así como a todos aquellos que en cualquier lugar invocan el
nombre de Cristo Jesús, Señor nuestro y Señor de ellos, les deseo la gracia y
la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 1. 14. 12
R/. Aleluya, aleluya.
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó
entre nosotros. A todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser
hijos de Dios. R/.
EVANGELIO
Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado
del mundo.
Del santo Evangelio según san Juan: 1, 29-34
En aquel tiempo, vio Juan el Bautista a Jesús, que
venía hacia él, y exclamó: "Éste es el Cordero de Dios, el que quita el
pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo he dicho: 'El que viene después de
mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo'. Yo no lo conocía,
pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a
Israel".
Entonces Juan dio este testimonio: "Vi al
Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo
conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: 'Aquel sobre quien
veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el
Espíritu Santo'. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de
Dios". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos al Señor y pidámosle que escuche
compasivamente nuestras plegarias:
Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios,
nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo,
roguemos al Señor.
Por los gobernantes de nuestra patria y de todas
las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y
decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
Por los que están en camino de conversión y por los
que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra
la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús,
roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos que no están ahora
aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve
a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
Padre todopoderoso, que en Cristo, Cordero pascual
y luz de las naciones, invitas a todos los hombres a formar parte del pueblo de
la nueva alianza, escucha nuestras oraciones y, con la fuerza de tu Espíritu
afianza en nosotros la gracia del bautismo, para que toda nuestra vida
manifieste el mensaje alegre del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, participar dignamente en estos
misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se
realiza la obra de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien,
compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María;
muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida
eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre
del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5
Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado
mi copa hasta los bordes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para
que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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