sábado, 28 de noviembre de 2020

EL AÑO LITÚRGICO Y EL CALENDARIO

 

Suyo es el tiempo y la eternidad.

A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.

 

 

EL AÑO LITÚRGICO Y EL CALENDARIO

 

 

El curso del año
 
1. La santa Iglesia celebra la memoria sagrada de la obra de la salvación realizada por Cristo en días determinados durante el curso del año.
En cada semana, el domingo —por eso es llamado «día del Señor»— hace memoria de la Resurrección del Señor, que, una vez al año, en la gran solemnidad de la Pascua, es celebrada juntamente con su Santa Pasión.
Durante el curso del año, la Iglesia conmemora todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación hasta el día de Pentecostés y la expectación de la venida del Señor; y conmemora los días natalicios de los santos (NUALC, 1).
Conmemorando así los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para ponerse en contacto con ellos y llenarse de la Gracia de la Salvación (SC, 102).
En los diversos tiempos del año litúrgico, según las prácticas tradicionales, la Iglesia va instruyendo a los fieles por medio de ejercicios piadosos del alma y del cuerpo, de la enseñanza, de la oración y delas obras de penitencia y misericordia. La celebración del año litúrgico posee una peculiar eficacia sacramental, ya que Cristo mismo es el que en sus misterios, o en las memorias de los santos, especialmente de su Madre, continúa la obra de su inmensa misericordia, de tal modo que los cristianos no solo conmemoran y meditan los misterios de la Redención, sino que están en contacto y comunión con ellos, y por ellos tienen vida (CO, 231).
 
 
El día litúrgico en general
 
2. Cada día es santificado por las celebraciones litúrgicas del pueblo de Dios, principalmente por el sacrificio eucarístico y por el Oficio Divino.
El día litúrgico comienza a medianoche y se extiende hasta la media noche siguiente. Pero la celebración del domingo y las solemnidades comienzan ya en la tarde del día precedente (NUALC,3).
Además de las celebraciones litúrgicas de las que se compone el año litúrgico, existen en muchas regiones costumbres populares y ejercicios piadosos. Entre ellos apréciense seriamente los que contribuyan a favorecer la piedad, la devoción y la comprensión de los misterios de Cristo, y cuídese que «vayan de acuerdo con la sagrada Liturgia, en cierto modo se deriven de ella y a ella conduzcan al pueblo, ya que la Liturgia, por su naturaleza, está muy por encima de ellos» (SC,13; CO, 233).
 
 
El domingo
 
3. En el primer día de cada semana, llamado día del Señor o domingo, la Iglesia, según una tradición apostólica que tiene sus orígenes en el mismo día de la Resurrección de Cristo, celebra el Misterio pascual. Así pues, el domingo ha de ser considerado como el día festivo primordial (NUALC, 4).
 
4. Puesto que el día del Señor es el núcleo y el fundamento del año litúrgico por medio del cual la Iglesia despliega todo el misterio de Cristo, el domingo solamente cede su celebración a las solemnidades y a las fiestas del Señor; pero los domingos de Adviento, de Cuaresma y de Pascua tienen precedencia sobre todas las fiestas del Señor y sobre todas las solemnidades. Las solemnidades que coincidan en estos domingos han de celebrarse el lunes siguiente (v. gr. Inmaculada Concepción, San José y Anunciación del Señor), sin embargo, la obligación del precepto, si la hubiera, no se traslada. Cuídese que el domingo se presente e inculque a la piedad de los fieles como el día festivo primordial, de tal manera que también sea día de alegría y de liberación del trabajo (cf. SC, 106).
 
 
Las solemnidades, las fiestas y las memorias
 
5. Al celebrar el misterio de Cristo durante el curso del año, la Iglesia venera también con amor particular a santa María, Madre de Dios, y propone a la piedad de los fieles las memorias de los mártires y de otros santos (NUALC, 8).
 
6. Los santos que tienen un relieve universal se celebran obligatoria mente en toda la Iglesia; los otros o son inscritos en el calendario para que puedan ser celebrados libremente, o se dejan para el culto particular de cada Iglesia, o nación o familia religiosa (NUALC, 9).
 
7. Las celebraciones, según la importancia que tienen, han de distinguir se entre sí y denominarse de la siguiente manera: solemnidad, fiesta, memoria (NUALC, 10).
 
8. Las solemnidades son los días principales y su celebración comienza con las primeras Vísperas, el día precedente. Algunas solemnidades (Navidad, Epifanía del Señor, Ascensión del Señor, Pentecostés, San Juan Bautista, Santos Pedro y Pablo, Asunción de la Virgen) tienen también una misa propia para la vigilia, que ha de emplearse en la tarde del día precedente, si la misa se celebra en horas vespertinas (NUALC, 11).
 
9. La celebración de las principales solemnidades de Pascua y Navidad se extiende durante ocho días seguidos. Cada Octava se rige con leyes propias (NUALC, 12).
 
10. Las fiestas se celebran dentro de los límites del día natural, por tanto no tienen primeras Vísperas, a no ser que se trate de fiestas del Señor que coincidan en un domingo ordinario o del tiempo de Navidad y sustituyan el Oficio de estos (NUALC, 13).
 
11. Las memorias son obligatorias o libres; su celebración se ordena con la celebración de la feria coincidente según las normas que se exponen en las Ordenaciones generales del Misal Romano y de la Liturgia de las Horas. Las memorias obligatorias que caigan en los días de Cuaresma pueden ser celebradas solamente como memorias libres. Cuando en un mismo día el calendario propone varias memorias libres, solamente se puede celebrar una, omitiendo las demás (NUALC, 14).
 
12. En los sábados del tiempo ordinario en los que no coincide una memoria obligatoria, puede hacerse memoria libre de Santa María Virgen (NUALC, 15).
 
 
Las ferias
 
13. Reciben el nombre de ferias los días de la semana que siguen al domingo; su celebración tiene reglas distintas según su importancia (NUALC, 16).
 
 
Fuente
CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA
Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia
Consulta 28 de Noviembre 2020

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