El Papa Francisco sabe que el demonio existe y que no descansa en su afán de ponerle trabas a todo cristiano y a cualquier persona de buena voluntad. Por eso es frecuente, en la predicación del Papa, que nos ponga en guardia contra las sutiles acechanzas del diablo. Así lo hizo también el primero de los Papas, san Pedro, quien escribió esto a los creyentes: "Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente buscando a quién devorar" (1 Pe 5, 8).
En el evangelio de Lc 11,15-26, nuestro Señor Jesucristo, después de desbaratar los argumentos de sus adversarios, los cuales decían que Él expulsaba a los demonios "por arte de Belzebú, príncipe de los demonios", hizo una oportuna advertencia revelándonos que el diablo, cuando es expulsado de una persona, no se da por vencido, sino que trata de reinstalarse en aquel individuo y la condición del mismo llega a ser peor que la de antes.
Con esa advertencia, nuestro único Maestro nos aconseja que estemos en
guardia, vigilantes, controlando siempre nuestra imaginación, nuestros
sentidos, nuestra sensibilidad, nuestros gustos, para que no se nos filtren por
algún resquicio las astutas insinuaciones del demonio, que es experto en el
engaño.
Sobre todo, cuando tomemos una resolución virtuosa o emprendamos una
buena obra, estemos muy alerta, porque es entonces cuando el demonio arremete
con más ganas, pues no le agradan ni los santos propósitos ni las buenas obras.
Fuente. Misal Diario Pan de la Palabra 8 de octubre 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario