En las misas, cuando recitamos el Credo y afirmamos que Jesús
"vendrá con gloria y poder para juzgar a vivos y muertos", ¿qué viene
a la mente? ¿El gran fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina? ¿La escena
final de una película apocalíptica? O simplemente, ¿hacemos caso omiso de esas
palabras? Algunos teólogos han dado atención a la creencia en el juicio final y
a los problemas que resultan de una visión fundamentalista. Karl Rahner,
Ladislas Boros, Juan Luis Ruiz de la Peña y otros han sugerido que el juicio
final sería más comprensible si hablamos de un auto-juicio al fin de la vida.
En esta concepción, Dios desnuda la verdad completa de nuestras vidas a la luz
de su conocimiento infinito. Pero nosotros mismos tendremos que reconocer la
verdad de nuestra vida y movernos hacia él o lejos de él.
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