Uno de los
fenómenos más importantes de los años después del Concilio Vaticano II es el
diálogo interreligioso. Se trata de discusiones no entre diferentes grupos de
cristianos -eso se llama ecumenismo- sino entre diferentes religiones, por
ejemplo, entre los cristianos y los budistas o religiones indígenas
latinoamericanas. Sin embargo, el personaje de Jesús puede ser un obstáculo
para tal diálogo, ya que la mayor parte de los cristianos lo considera Dios encarnado,
mientras que tal creencia no se entiende en otras religiones. Quizá la imagen
de Cristo el Sabio puede servir como un puente en el diálogo. Todo el mundo
conoce la sabiduría popular, basada en la reflexión astuta sobre lo cotidiano,
entonces todo el mundo podría comprender a Cristo el Sabio. Dada la profundidad
de su sabiduría, se lograría entender, porqué los cristianos lo consideran
divino.
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