sábado, 27 de agosto de 2022

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20220828


«Así pues, es justo y santo, hermanos, obedecer a Dios antes de seguir a quienes por soberbia y espíritu de rebeldía se han constituido en cabecillas de una detestable rivalidad.

Pues no sólo sufriríamos un no leve detrimento, sino que correríamos un grave riesgo si inconsideradamente nos confiáramos a los planes de unos hombres que urden rivalidades y sediciones con el fin de apartarnos de la rectitud y de la bondad. Seamos benévolos unos con otros, imitando las entrañas de misericordia y bondad de nuestro Creador. Porque Cristo es de los humildes de corazón, no de los que se creen superiores al resto del rebaño. El Señor Jesús, que es el cetro de la majestad de Dios, no vino al mundo con ostentación de fasto y de poder, como estaba en su mano hacerlo, sino con humildad, conforme a lo que de él había dicho el Espíritu Santo. Dice, en efecto: Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado ... Ved, hermanos, qué dechado se nos propone: pues si el Señor se humilló hasta tal extremo, ¿qué no habremos de hacer nosotros, que por amor suyo hemos aceptado el yugo de su gracia? Imitemos también a aquellos que erraban por el mundo, cubiertos de pieles de ovejas o de cabras, predicando la venida de Cristo; nos referimos a los profetas Elías, Eliseo y Ezequiel y, además, a todos los que recibieron la aprobación de Dios. Abraham goza de un magnífico testimonio, pues se le llama "amigo de Dios"; y sin embargo, dirigiéndose a la gloria de Dios, dice con toda humildad: Yo soy polvo y ceniza» (San Clemente I [4° Sucesor de san Pedro en Roma. c. 92-97].
Carta a los Corintios 14-17).

No hay comentarios:

Publicar un comentario