viernes, 5 de mayo de 2023

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20230507

 

 Entre los retos de la evangelización en nuestros días está la aparente ausencia de Dios. En momentos cruciales de la historia y de cada individuo, cuando se espera su presencia, parece que Dios no se ve, no se toca y no se siente. Las guerras que son, de acuerdo con el Papa Francisco, una guerra mundial en pedazos; la pobreza mundial que sigue creciendo a pesar de los esfuerzos de muchos; y acontecimientos como el holocausto de los judíos por los nazis parecen exigir una respuesta manifiesta y retumbante por parte de un Dios que se caracteriza como el garante de la justicia, la paz, y el bien. Pero, para muchos, no se observa semejante respuesta, solo silencio y ausencia. Por lo tanto, necesitamos una manera de comunicar al mundo actual la solidaridad divina y humana establecida por la resurrección.

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