martes, 8 de julio de 2025

Evangelio del 9 de julio 2025 Mateo 10, 1-7

 



En aquel tiempo, llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero de todos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y su hermano Juan, hijos del Zebedeo; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el cananeo, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: "No vayan a tierra de paganos, ni entren en ciudades de samaritanos. Vayan más bien en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos".

 

Reflexión

 

Generalmente, se tiene la idea de que el Reino de los cielos es el cielo en sí mismo, y que, por lo tanto, se vivirá sólo después de la muerte. La realidad es que el Reino de los cielos, es el cielo vivido aquí en la tierra; es vivir ya una realidad que llegará a la plenitud en la eternidad.

Esta realidad se identifica, sobre todo, con un estado interior del hombre que lo lleva a experimentar continuamente la paz, la alegría y a superar cualquier clase de dificultad. Es la vida que el hombre experimenta por estar habitado del Espíritu Santo. Con esta condición interior, el hombre es capaz de construir una sociedad diferente, pues percibe a los demás como sus hermanos.

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