En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le
preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los
fariseos sí ayunamos?" Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto
los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que
les quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el
remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la
rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan,
se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres
nuevos y así las dos cosas se conservan".
Reflexión
El ayuno siempre ha tenido el sentido de "privación" y de
"renuncia". Veamos hoy el aspecto de la privación. Ayunar consiste,
esencialmente, en privarnos del alimento (origen de la palabra), pero en
general es referido a cualquier clase de privación.
En este pasaje, Jesús busca redimensionar esta práctica religiosa.
¿Cuál es el sentido del ayuno? Esencialmente: hacerle espacio a Dios en nuestra
vida y en nuestro corazón.
Desgraciadamente, en la Iglesia, le hemos dado al ayuno el sentido que
tenía para los discípulos de Juan y los fariseos: simplemente una práctica
religiosa. Busca oportunidades cada día para ayunar de las cosas que le quitan
espacio a Dios en tu vida, para que le permitas a Dios llenar todas las áreas
de tu vida y dirigirlas. Y tú, ¿eres odre nuevo?
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