Por Jesús de las Heras Muela
Revista Ecclesia
1.- Noción: Se trata de una corona
de ramas verdes, en la que se fijan cuatro velas vistosas, generalmente
violáceas. Suele colocarse sobre una mesita, o sobre un tronco de árbol, o
colgada del techo con una cinta elegante. En principio, no se pone encima del
altar, sino junto al ambón o en otro lugar adecuado como, por ejemplo, junto a
una imagen o icono de la
Virgen Madre , siempre Santa María del Adviento. La corona de
Navidad es así el primer anuncio de la Navidad.
2.- Orígenes e inculturación: Es
una costumbre originaria de los países germánicos y extendida a América del
Norte, ya convertida en un símbolo del Adviento en los hogares cristianos
y de las parroquias y comunidades.
Durante el frío y la oscuridad del
final del otoño los pueblos germánicos precristianos recolectaban coronas de
ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida del sol
naciente y de la primavera.
Ejemplo, pues, de cristianización
de la cultura donde lo viejo toma ahora un nuevo y pleno sentido, la Corona de Adviento
encuentra un espléndido referente en Jesucristo, la luz del mundo, el vencedor
de la oscuridad y de las tinieblas.
3.- Los contenidos de la Corona de Adviento: Una
corona circular, ramas o follaje verde, cuatro velas y algún adorno sobre ellas
como manzanas rojas y el listón rojo.
4.- La Corona circular: El círculo
hace presente la figura perfecta que no tiene principio ni fin, evocando la
unidad y eternidad del Señor Jesucristo que es el mismo ayer, hoy y siempre
(cfr. Heb 13, 8). Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio ni
fin. Es asimismo interpelación para que también nuestro amor a Dios y amor al
prójimo tampoco finalice nunca.
5.- El follaje verde perenne: Las
ramas verdes pueden ser de ramas de pino, abeto, hiedra…. Representan a Cristo
eternamente vivo y presente entre nosotros.
6.-Los adornos: Son unas manzanas
rojas y un listón rojo. Las manzanas representan los frutos del jardín del Edén
con Adán y Eva. Hablan, pues, del pecado de la expulsión del paraíso y el anhelo
permanente del hombre de regresar a él. Por eso el listón rojo significa el
amor de Dios que nos envuelve y nuestra respuesta también de amor a ese amor de
Dios.
7.- Las cuatro velas: Representan
los cuatro domingos que jalonan este tiempo de vigilante espera. Nos hacen
pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja
de Dios. Y así con cada vela que encendemos, la humanidad se iluminó y sigue
iluminando con la llegada de Jesucristo a nuestro mundo.
8.- El encendido de las velas: Como
expresión de alegre expectación, cada semana, se realiza el rito de encender
las velas correspondientes: el primer domingo de Adviento, una, el segundo,
dos, el tercero, tres, el cuarto y último, las cuatro.
El progresivo encendido de estos
cirios nos hace tomar conciencia del paso del tiempo en el que esperamos la
última y definitiva venida del Señor. Este itinerario, acompañado de alguna
oración o canto, nos marcará los pasos que nos acercan hasta la fiesta de
Navidad, y nos ayudará a tener más presente el tiempo en que nos encontramos.
9.- El rito del encendido de las
velas: El rito encendido de la corona se puede realizar en todas las misas
dominicales de la parroquia, incluyendo la vespertina del sábado. En las
comunidades religiosas, en cambio, será mejor hacerlo en la celebración que
inaugure cada semana: las primeras Vísperas.
10.- La metáfora, el significado
global de la Corona
de Adviento: Este sencillo lucernario es a la vez memoria, símbolo y profecía.
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