Dios,
"El que es", se reveló a Israel como el que es "rico en amor y
fidelidad" (Ex 34,6).
Estos dos términos expresan de forma condensada las riquezas del Nombre divino.
En todas sus obras, Dios muestra su benevolencia, su bondad, su gracia, su
amor; pero también su fiabilidad, su constancia, su fidelidad, su verdad.
"Doy gracias a tu Nombre por tu amor y tu verdad" (Sal 138,2; cf. Sal 85,11). Él es la Verdad, porque
"Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna" (1 Jn 1,5); él es "Amor", como lo
enseña el apóstol Juan (1 Jn 4,8).
Dios es la Verdad
"Es verdad el principio de tu palabra, por siempre, todos tus
justos juicios" (Sal 119,160).
"Ahora, mi Señor Dios, tú eres Dios, tus palabras son verdad" (2 S 7,28); por eso las promesas de Dios se
realizan siempre (cf. Dt 7,9). Dios es la Verdad misma, sus
palabras no pueden engañar. Por ello el hombre se puede entregar con toda
confianza a la verdad y a la fidelidad de la palabra de Dios en todas las
cosas. El comienzo del pecado y de la caída del hombre fue una mentira del
tentador que indujo a dudar de la palabra de Dios, de su benevolencia y de su
fidelidad.
La verdad de Dios es su sabiduría que rige todo el orden de la
creación y del gobierno del mundo ( cf.Sb 13,1-9). Dios, único Creador del cielo
y de la tierra (cf. Sal 115,15), es el único que puede dar el
conocimiento verdadero de todas las cosas creadas en su relación con Él (cf. Sb7,17-21).
Dios es también verdadero cuando se revela: la enseñanza que viene
de Dios es "una Ley de verdad" (Ml 2,6). Cuando envíe su Hijo al mundo,
será para "dar testimonio de la Verdad" (Jn18,37):
"Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para que
conozcamos al Verdadero" (1 Jn 5,20;
cf. Jn 17,3).
Dios es Amor
A lo largo de su historia, Israel pudo descubrir que Dios sólo
tenía una razón para revelársele y escogerlo entre todos los pueblos como
pueblo suyo: su amor gratuito (cf. Dt 4,37; 7,8; 10,15). E Israel
comprendió, gracias a sus profetas, que también por amor Dios no cesó de
salvarlo (cf. Is43,1-7) y
de perdonarle su infidelidad y sus pecados (cf. Os 2).
El amor de Dios a Israel es comparado al amor de un padre a su
hijo (cf. Os 11,1). Este amor es más fuerte que el
amor de una madre a sus hijos (cf. Is 49,14-15). Dios ama a su pueblo más
que un esposo a su amada (Is 62,4-5);
este amor vencerá incluso las peores infidelidades (cf. Ez16; Os 11); llegará hasta el don más
precioso: "Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3,16).
El amor de Dios es "eterno" (Is 54,8). "Porque los montes se
correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará"
(Is 54,10). "Con amor
eterno te he amado: por eso he reservado gracia para ti" (Jr 31,3).
Pero san Juan irá todavía más lejos al afirmar: "Dios es
Amor" (1 Jn 4,8.16);
el ser mismo de Dios es Amor. Al enviar en la plenitud de los tiempos a su Hijo
único y al Espíritu de Amor, Dios revela su secreto más íntimo (cf. 1 Cor 2,7-16; Ef 3,9-12); Él mismo es una eterna
comunicación de amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha destinado a
participar en Él.
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años