DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 9 de agosto 2015
PAN PARA LA VIDA DEL MUNDO
Un vínculo estrecho encontramos entre ambos relatos. Elías vive bajo
las amenazas de muerte de Jezabel, que quiere vengar la muerte de los profetas
de Baal. Huye en dirección a Bersebá y quedándose sin agua ni alimentos, ansía
morir. El profeta y hombre de Dios está en el límite de la resistencia humana.
Recibe un pan y un jarro de agua y animado por la presencia del Ángel del Señor
come y bebe hasta saciarse y recupera sus fuerzas para retomar su misión. El
pan que comió el profeta es símbolo y prefiguración de la Eucaristía, que es el
alimento que verdaderamente nos fortalece para superar el egoísmo, el miedo a
la persecución y a toda clase de angustia; en fin, es el alimento que nos
permite sobrepasar los límites de nuestra fragilidad humana. Los que
participamos del Cuerpo de Cristo necesitamos reavivar esa confianza.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de
tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los
que te buscan.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo,
invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu
de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia
que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Monición.- El profeta Elías está huyendo de sus enemigos y Dios lo
auxilia con pan y agua; logrará llegar al monte Horeb; después de su encuentro
con Dio, regresará a su misión.
Del primer libro de los Reyes: 19, 4-8
En aquellos tiempos, caminó Elías por el desierto un día entero y
finalmente se sentó bajo un árbol de retama, sintió deseos de morir y dijo:
"Basta ya, Señor. Quítame la vida, pues yo no valgo más que mis
padres". Después se recostó y se quedó dormido.
Pero un ángel del Señor llegó a despertarlo y le dijo: "Levántate
y come". Elías abrió los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las
brasas y un jarro de agua. Después de comer y beber, se volvió a recostar y se
durmió. Por segunda vez, el ángel del Señor lo despertó y le dijo:
"Levántate y come, porque aún te queda un largo camino". Se levantó
Elías. Comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y
cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos,
Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9
R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me
siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus
angustias. R/.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los
protege Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se
refugia en El. R/.
SEGUNDA LECTURA
Monición.- Causa tristeza al Espíritu Santo quien se opone a su acción.
Esto sucede cuando los vicio dañan la fraternidad. San Pablo nos invita a vivir
en el amor como Cristo nos enseñó.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 30-5, 2
Hermanos: No le causen tristeza al Espíritu Santo, con el que Dios los
ha marcado para el día de la liberación final.
Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los
insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y
perdónense los unos a los otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo.
Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó
y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima de fragancia agradable a
Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Jn 6, 51
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma
de este pan vivirá para siempre. R/.
EVANGELIO
Jesús evoca, en el evangelio, el maná que Dios le dio a su pueblo en el
desierto y ofrece un nuevo pan, “yo soy el Pan de vida”, que produce vida
eterna, quien lo coma no morirá.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 41-51
En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había
dicho: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y decían:
"¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a
su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?"
Jesús les respondió: "No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no
lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día.
Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que
escucha al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto
al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de
la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron.
Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga
vida". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que, acordándose de
su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre. R/.
Escúchanos, Señor.
Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las Iglesias y por
la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por los que trabajan por el bien de los pobres, por los que ayudan a
los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al Señor.
Por los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los que están
en peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de los
encarcelados, roguemos al Señor.
Por los que en este momento están orando con nosotros, por los que han
pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros hermanos difuntos,
roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y guía a tu Iglesia peregrina en el
mundo; sostenla con el alimento que da la vida eterna, para que, perseverando
en la fe cristiana, llegue a contemplar el resplandor de tu rostro. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle
en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se
conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147, 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su
trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y
nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Quien esté al tanto de los
acontecimientos dolorosos que recientemente hemos vivido en el país, sabrá que
algunos miembros de nuestra iglesia católica, tanto laicos como presbíteros,
han estado ejerciendo una labor profética semejante a la que realizara el
profeta Elías. En el cumplimiento de su misión encuentran apoyos y rechazos. Es
el rasgo inseparable de la genuina misión profética. En momentos muestran su
agotamiento y hasta cierto desánimo, pero luego se reaniman, con la fuerza de
la fe y la eucaristía y están ahí, alentado la esperanza de los creyentes
tibios, que apenas "vemos los toros desde la barrera". El pan de la
vida sostiene su esperanza y los fortalece para mantenerse fieles. Las figuras
proféticas que consuelan a las víctimas de la injusticia y que despiertan
nuestra atolondrada religiosidad están ahí: Dios sigue caminando al lado de su
pueblo.
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