viernes, 3 de noviembre de 2017

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20171105



UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

La intención de este pasaje evangélico es ofrecer una propuesta alternativa ante los abusos de poder. Si bien Jesús denuncia los fallos de los escribas y fariseos, no podemos alegar que dichos abusos fueran exclusivos de ellos. Quien ejerza un cargo público o un ministerio eclesial podrá corromperse en la medida que no esté sujeto a una permanente rendición de cuentas. Tanto en las instituciones públicas como en la comunidad eclesial, encontramos frecuentes situaciones de abuso de autoridad, que permanecen impunes. La incongruencia y el maltrato siempre resultan reprobables, pero lastiman en mayor medida la credibilidad de la Iglesia cuando son realizados por ministros que predican los valores evangélicos sin ocuparse de ponerlos en práctica. Jesús nos da una orientación segura: antes que ministros, maestros o directores, estamos vinculados por el lazo de la fraternidad.

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