DOMINGO II
DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 14 de
enero 2018
EL
APRENDIZAJE FUNDAMENTAL
En ambas
lecturas apreciamos una experiencia de aprendizaje y discipulado. Elí es el
facilitador que auxilia a Samuel y le enseña a escuchar la voz de Dios. En el
cuarto Evangelio, Pedro y Andrés solicitan a Jesús que les abra su espacio
familiar para interactuar con él y aprender su manera especial de acercarse a
Dios. La experiencia del encuentro con Dios no resulta nada fácil. El ser
humano tiene que abrirse a otra dimensión, más allá de las realidades
sensibles, debe aprender a deletrear los símbolos y las manifestaciones
discretas de la presencia de Dios con humildad y perseverancia. Aprender a
contemplar la vida en profundidad es algo desafiante. Necesitamos de un guía
experimentado como Jesús que haya vivido en cercana intimidad con Dios.
ANTÍFONA DE
ENTRADA Sal 65, 4
Que se postre
ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y
alabanzas a tu nombre.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo.
Señor Dios,
Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad
de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que
estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú
eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN
COLECTA
Dios
todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor
las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu
paz. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE
LA PALABRA
PRIMERA
LECTURA
Habla, Señor,
tu siervo escucha.
Del primer
libro de Samuel: 3, 3-10.79
En aquellos
días, el joven Samuel servía en el templo a las órdenes del sacerdote Eli. Una
noche, estando Elí acostado en su habitación y Samuel en la suya, dentro del
santuario donde se encontraba el arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste
respondió: "Aquí estoy". Fue corriendo a donde estaba Elí le dijo:
"Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "Yo no te
he llamado. Vuelve a acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor
a llamarlo y él se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy.
¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío.
Vuelve a acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del
Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste
se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me
llamaste?".
Entonces
comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel:
"Ve a acostarte y si te llama alguien responde: 'Habla, Señor; tu siervo
te escucha' ". Y Samuel se fue a acostar.
De nuevo el
Señor se presentó y lo llamó como antes: "Samuel, Samuel". Éste
respondió: "Habla, Señor; tu siervo te escucha". Samuel creció y el
Señor estaba con él. Y todo lo que el Señor le decía, se cumplía. Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo
39,2 y 4ab. 7-8a. 8b-9.10.
R/. Aquí
estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el
Señor con gran confianza, Él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me
puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y
ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste
holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
En tus libros
se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio
de mi corazón. R/.
He anunciado
tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor.
R/.
SEGUNDA
LECTURA
Los cuerpos
de ustedes son miembros de Cristo
De la primera
carta del apóstol san Pablo a los corintios: 6, 13-15. 17-20
Hermanos: El
cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para
santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a
nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de
Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por
lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona,
queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo
¿O es que no
saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, que han recibido de
Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha
comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo.
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Jn 1, 41. 17
R/. Aleluya,
aleluya.
Hemos
encontrado a Cristo, el Mesías. La gracia y la verdad nos han llegado por él.
R/.
EVANGELIO
Vieron dónde
vivía y se quedaron con él.
En aquel
tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos
en Jesús, que pasaba, dijo: "Éste es el Cordero de Dios". Los dos
discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos,
y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le
contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa
"maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues,
vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la
tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que
Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés
fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que
quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste,
fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan Tú te
llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, "roca"). Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE
FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un
sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo
visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios
nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del
Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra
salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la
Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de
Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos,
hermanos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:
Por la santa
Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y
la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.
Por los
gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor,
dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al
Señor.
Por los que
están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo,
para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte
en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
Por nuestros
familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios,
nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos
al Señor.
Dios nuestro,
que muestras los signos de tu presencia en la Iglesia, en nuestra asamblea y en
todos los hermanos, escucha las oraciones de esta familia tuya y no permitas
que nunca dejemos de estar atentos a ninguno de los signos que nos ofreces para
manifestar tu plan de salvación, a fin de que nos convirtamos en apóstoles y
profetas de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Concédenos,
Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra
el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención. Por
Jesucristo nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio
Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y
alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la
obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al
honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu
propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo,
Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están
el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el
cielo.
Bendito el
que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. Prefacio para los domingos
del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE
LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5
Para mí,
Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infúndenos,
Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo,
vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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