viernes, 26 de enero de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 280118


UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Si de antemano supiéramos qué opción política o qué proyecto económico nos resultará exitoso, vivir y discernir sería un juego de niños. Los tramposos apuestan y ganan con las cartas marcadas. Ese engaño resulta detestable. Quien se arriesga y se juega la vida, no en un casino, sino asumiendo riesgos personales como lo han venido haciendo los periodistas que han ventilado los asuntos públicos, informándonos verazmente, están cumpliendo una verdadera misión profética. No sabemos de dónde sacan la fortaleza y la valentía para ejercer tan noble profesión. Los profetas no son monopolio de ninguna Iglesia. Conviene recordar que la fuerza del Espíritu sopla donde quiere y se manifiesta también en oficios y movimientos que no tienen la etiqueta confesional que nosotros llevamos puesta.

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