sábado, 9 de junio de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 100618




UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Ningún ser humano es inmune a los conflictos. Hay quienes los enfrentan con serenidad y los superan sin generar resentimiento ni rencor. Aprenden a vivir como víctimas inteligentes. No quiere decir esto que acepten sufrir maltratos y agresiones injustificados. Jesús padeció ataques nacidos de la rivalidad, la prepotencia y el temor a perder privilegios. Siempre defendió sus derechos y no se dejó abofetear por el criado lambiscón del sumo Sacerdote en la víspera de su crucifixión. Extrañamente protestó ante un insulto menor y se rindió ante la brutalidad de la cruz. El sufrimiento causado por su muerte le angustiaba, le costó enormes esfuerzos aceptarlo y lo hizo sin albergar ninguna actitud negativa ante sus ejecutores. Tampoco hostilizó a los discípulos que flaquearon. Su corazón estaba sereno y así vivió a lo largo de su vida. Defender la propia dignidad no está reñido con la serenidad interior.

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