sábado, 2 de junio de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20180603




UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO

Vivir libremente sin fabricarse las propias mentiras es una tarea compleja. Con frecuencia las personas somos demasiado hábiles para detectar las incongruencias y esclavitudes ajenas y torpes para descubrir nuestras propias dependencias. La más difícil de todas las libertades es la libertad de sí mismo. Vivimos demasiado aprisionados de nosotros mismos, de nuestros miedos e inseguridades. Cuando revisamos el pasaje del Evangelio que nos comparte este domingo la liturgia, apreciamos la soberana libertad con que vivía Jesús. Conocía las normas morales y religiosas de Israel, conocía la tradición relativa a David y la sabía congeniar con sus circunstancias personales. La necesidad de comer no se puede posponer. Sus discípulos y él mismo, tienen hambre y no obstante la prohibición de trabajar en sábado, arranca espigas de los sembrados porque comprende que preservarse sano y nutrido en ese momento, es la forma de cumplir la ley del sábado.

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