jueves, 11 de octubre de 2018

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20181014




El episodio del joven rico (Mc 10, 17-25) no ha perdido vigencia. El Evangelio es un texto clásico que sigue liberando su carga de sentido al paso del tiempo. La llamada de atención sobre la pegajosa adhesión que experimenta nuestro corazón ante las riquezas sigue siendo válida. Adquiere un nuevo sentido en esta hora en que somos víctimas de una corrupción desbocada en nuestro país. Los cristianos no podemos aprobar, permitir ni participar en esas prácticas tan arraigadas como obscenas: la apropiación privada de numerosos recursos públicos cancela posibilidades de superar la pobreza y continúa cerrando el acceso a las oportunidades de educación y salud para la mitad de la población. Quienes crean que se puede confesar a Jesús y participar de la rapiña, "los moches", el desvío de recursos, están tan lejos del Reinado de Dios, como el camello de traspasar el ojo de la aguja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario