EL TESTIGO DE LA VERDAD
El Evangelio de San Juan, al igual que los demás
sinópicos, recogieron el eco de la comparecencia de Jesús ante Poncio Pilato.
Del mismo modo que en los demás Evangelios el interrogatorio gira en torno de
la pretendida realeza de Jesús. Los romanos, excesivamente celosos de su
dominio imperial, no aceptaban movimientos reivindicatorios, así que Jesús,
aclamado rey de los judíos, les resultaría amenazante. Solamente el Evangelio
de San Juan nos incluye este dialogo sobre la realeza de Jesús. Tal como el Señor
lo declara su forma de ejercerla no se asemeja a la que se acostumbra en las
monarquías mundanas. Toda ellas utilizan el poder para dominar por la fuerza.
Aplastar y colonizar naciones Son reyes opresores que pisotean la liberta y la
autonomía de los pueblos más débiles. Jesús no recurre a excesos de poder. Su
instrumento para gobernar es la verdad. Su misión es justamente esa: ser
testigo de la verdad.
ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 12; 1, 6
Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el
poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y el honor. A él la gloria y el
imperio por los siglos de los siglos.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la
gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que quisiste
fundamentar todas las cosas en tu Hijo muy amado, Rey del universo, concede,
benigno, que toda la creación, liberada de la esclavitud del pecado, sirva a tu
majestad y te alabe eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Su poder es eterno.
Del libro del profeta Daniel: 7,13-14
Yo, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi a alguien
semejante a un hijo de hombre, que venía entre las nubes del cielo. Avanzó
hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces
recibió la soberanía, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de
todas las lenguas lo servían. Su poder nunca se acabará, porque es un poder
eterno, y su reino jamás será destruido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 92, lab. 1c-2.5
R/. Señor, tú eres nuestro rey.
Tú eres, Señor, el rey de todos los reyes. Estás
revestido de poder y majestad. R/.
Tú mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y
para siempre está firme tu trono. R/.
Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y
para siempre, Señor, la santidad adorna tu templo. R/.
SEGUNDA LECTURA
El soberano de los reyes de la tierra ha hecho de
nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre.
Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 1,
5-8
Hermanos míos: Gracia y paz a ustedes, de parte de
Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, el soberano de los
reyes de la tierra; aquel que nos amó y nos purificó de nuestros pecados con su
sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre. A él
la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Miren: él viene entre
las nubes, y todos lo verán, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos
de la tierra harán duelo por su causa.
"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor
Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mc 11, 9. 10
R/. Aleluya, aleluya.
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! R/.
EVANGELIO
Tú lo has dicho. Soy rey.
Del santo Evangelio según san Juan: 18, 33-37
En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús:
"¿Eres tú el rey de los judíos?". Jesús le contestó: "¿Eso lo
preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?". Pilato le respondió:
"¡Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a
mí. ¿Qué es lo que has hecho?". Jesús le contestó: "Mi Reino no es de
este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado
para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de
aquí".
Pilato le dijo: "¿Conque tú eres rey?".
Jesús le contestó: "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para
ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Dirijamos, llenos de confianza, nuestras súplicas a
Cristo, supremo Señor de la vida y de la muerte y rey de todas las creaturas
del cielo y de la tierra y digamos: Rey de la Gloria, escúchanos. (R/. Rey dela
Gloria, escúchanos.)
Para que los pastores y fieles de la Iglesia se
esfuercen con celo para reconciliar al universo con Dios y en pacificar por la sangre
de la cruz de Jesucristo a todas las creaturas, roguemos al Señor.
Para que la semilla evangélica, escondida en las
diversas religiones y culturas, germine y se manifieste, y todos los hombres
reconozcan con gozo que Cristo es Señor, para gloria de Dios Padre, roguemos al
Señor.
Para que quienes aún viven bajo el dominio de la
ignorancia, el pecado o el sufrimiento sean trasladados al reino de Cristo y
encuentren el fin de sus penas, roguemos al Señor.
Para que los que hoy celebramos la solemnidad de
Cristo, Señor supremo del universo, a quien están destinadas todas las cosas,
participemos también un día en la herencia del pueblo santo, en el reino de la
luz, roguemos al Señor.
Dios nuestro, principio y origen de toda
paternidad, que has enviado a tu Hijo al mundo para convertirnos en un reino y
hacernos tus sacerdotes, escucha nuestras oraciones e ilumina nuestro espíritu,
para que comprendamos que servirte es reinar y, al dar nuestra vida a los
demás, proclamemos con obras nuestra fidelidad a Cristo, el primogénito de
entre los muertos y príncipe de los reyes de la tierra. Él, que vive y reina
por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la
reconciliación humana, te suplicamos humildemente que tu Hijo conceda a todos
los pueblos los dones de la unidad y de la paz. El, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
PREFACIO
Cristo, Rey del universo.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todo
poderoso y eterno. Porque has ungido con el óleo de la alegría, a tu Hijo
único, nuestro Señor Jesucristo, como Sacerdote eterno y Rey del universo, para
que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar
de la cruz, consumara el misterio de la redención humana; y, sometiendo a su
poder la creación entera, entregara a tu majestad infinita un Reino eterno y
universal: Reino de la verdad y de la vida, Reino de la santidad y de la
gracia, Reino de la justicia, del amor y de la paz.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con
todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo,
Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 28, 10-11
En su trono reinará el Señor para siempre y le dará
a su pueblo la bendición de la paz.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el alimento de vida
eterna, te rogamos que quienes nos gloriamos de obedecer los mandamientos de
Jesucristo, Rey del universo, podamos vivir eternamente con él en el reino de
los cielos. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario