DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B
Domingo 4 de noviembre 2018
El libro del Deuteronomio hilvana una serie de adverbios de modo para
enseñarnos el lugar privilegiado que debe ocupar Dios en nuestra vida. Israel
no reconoce sino a un solo Dios y Señor y por eso mismo ha de amarle con
absoluta intensidad: con toda el alma, con todas las fuerzas y de todo corazón.
La estructura del libro del Deuteronomio está cargada de un aprecio y un
respeto por el ser humano. Es una legislación humanista que antepone el valor
de toda persona en particular la de los más débiles (viudas, huérfanos,
forasteros) a la obediencia rigurosa de las normas. En ese sentido, la nueva
síntesis que el Señor Jesús propone al Maestro de Israel, urgiéndole a amar por
igual a Dios y al prójimo no es una absoluta novedad. El Señor Jesús, como afirmara
san Agustín, hace patente lo que estaba latente en la Antigua Alianza.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 37, 22-23
No me abandones, Señor, Dios mío, no te alejes de mí. Ven de prisa a
socorrerme, Señor mío, mi salvador.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso, a cuya gracia se debe el que tus
fieles puedan servirte digna y laudablemente, concédenos caminar sin tropiezos
hacia los bienes que nos tienes prometidos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón.
Del libro del Deuteronomio: 6, 2-6
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: "Teme al
Señor, tu Dios, y guarda todos sus preceptos y mandatos que yo te transmito
hoy, a ti, a tus hijos y a los hijos de tus hijos. Cúmplelos siempre y así
prolongarás tu vida. Escucha, pues, Israel: guárdalos y ponlos en práctica,
para que seas feliz y te multipliques.
Así serás feliz, como ha dicho el Señor, el Dios de tus padres, y te
multiplicarás en una tierra que mana leche y miel.
Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas.
Graba en tu corazón los mandamientos que hoy te he transmitido". Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo, 17, 2-3a. 3 bc-4. 47 y 51ab.
R/. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me
libera. R/.
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando
invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo. R/.
Bendito seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas
bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu
elegido. R/.
SEGUNDA LECTURA
Jesús tiene un sacerdocio eterno porque él permanece para siempre.
De la carta a los hebreos: 7, 23-28
Hermanos: Durante la antigua alianza hubo muchos sacerdotes, porque la
muerte les impedía permanecer en su oficio. En cambio, Jesucristo tiene un sacerdocio
eterno, porque él permanece para siempre. De ahí que sea capaz de salvar, para
siempre, a los que por su medio se acercan a Dios, ya que vive eternamente para
interceder por nosotros.
Ciertamente que un sumo sacerdote como éste era el que nos convenía:
santo, inocente, inmaculado, separado de los pecadores y elevado por encima de
los cielos; que no necesita, como los demás sacerdotes, ofrecer diariamente
víctimas, primero por sus pecados y después por los del pueblo, porque esto lo
hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. Porque los sacerdotes
constituidos por la ley eran hombres llenos de fragilidades; pero el sacerdote
constituido por las palabras del juramento posterior a la ley, es el Hijo
eternamente perfecto. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él
nuestra morada, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Amarás al Señor tu Dios. - Amarás a tu prójimo.
Del santo Evangelio según san Marcos: 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó:
"¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?". Jesús le respondió:
"El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único
Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos".
El escriba replicó: "Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices
que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y que amarlo con todo el
corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno
mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, viendo que
había hablado muy sensatamente, le dijo: "No estás lejos del Reino de
Dios". Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones y nos
conceda el auxilio que necesitamos: Después de cada petición diremos:
Escúchanos, Padre y aumenta nuestra fe.
(R/. Escúchanos Padre, y aumenta nuestra fe.)
Para que Dios derrame en su Iglesia el Espíritu de piedad y fortaleza,
que suscite numerosos y dignos ministros del altar y testigos celosos y
humildes del Evangelio, roguemos al Señor.
Para que Dios infunda en el corazón de los gobernantes la voluntad de
promover el bien de sus súbditos, a fin de que todos puedan desarrollarse
debidamente y reinen en el mundo la justicia y la igualdad, roguemos al Señor.
Para que el Señor fortalezca a los moribundos que luchan en su último
combate, los libre de las tentaciones y no permita que nosotros, al llegar la
hora de abandonar este mundo, caigamos en manos del enemigo, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda a nuestros familiares y amigos el perdón de sus
pecados, una vida próspera y el don de la caridad, roguemos al Señor.
Padre santo, Dios nuestro, el único que eres Señor, concédenos la
gracia de estar siempre atentos, para que nuestro corazón, nuestra alma,
nuestra mente y nuestro ser se rindan plenamente a tu palabra, el Evangelio de
tu Hijo, el único sacerdote para siempre que puede salvar definitivamente a los
que por medio de él se acercan a ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que este sacrificio sea para ti una ofrenda pura, y nos obtenga
la plenitud de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 15, 11
Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder y que,
alimentados con estos sacramentos celestiales, tu favor nos disponga para
alcanzar las promesas que contienen. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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