viernes, 4 de enero de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190106




La celebración de la Epifanía festeja el júbilo de una gran transformación. El pasó de las tinieblas a la luz, de la ignorancia a la verdad es un cambio radical, que solamente comprenden quienes han atravesado situaciones muy dolorosas; quienes se han liberado de una dependencia o de una situación de violencia lo podrán entender. La luz del Evangelio es la luz de Jesucristo, de nadie más. Sus seguidores somos apenas pálidas sombras de la verdadera luz del Mundo. En no pocas circunstancias nos hemos convertido en la iglesia en anti-testimonio y negación de la luminosidad de Jesucristo. Escándalos de todo tipo siguen afeando el rostro de nuestra Iglesia. Lo reconocemos con pena. La aceptación y el arrepentimiento de los delitos y pecados contra las víctimas solo será creíble cuando realicemos las transformaciones urgentes para que toda esa oscuridad no vuelva a lastimar a los pequeños. Quien hace violencia a los pequeños es seguidor de Herodes y no de Jesucristo.


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