sábado, 26 de enero de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190127




La justicia para que haga honor a su nombre, tiene que ser pronta. En el largo plazo todos estaremos muertos y es legítimo un genuino sentido de la urgencia y la oportunidad a propósito de la administración de la justicia. El Señor Jesús no ofrece una salvación que tendría lugar luego de la muerte. Todas las situaciones de desgracia y malestar pueden ser alcanzadas por la fuerza del Evangelio. La auténtica evangelización jamás se desentiende de las genuinas esperanzas y aspiraciones de la humanidad. La migración, la violencia, el desempleo, el racismo y otros tantos problemas son desafíos que apelan al discípulo de Jesús.
Ninguna persona será capaz de resolver de manera aislada tantos problemas que aquejan a nuestra sociedad mexicana. Los arrebatos mesiánicos de quienes imaginan transformar toda la problemática social en un lapso corto de tiempo reflejan una visión superficial de la realidad.

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