viernes, 1 de febrero de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190203




Afortunadamente Dios sigue asistiendo con su gracia a aquellos discípulos que le sirven con valentía en situaciones realmente críticas. Sigue habiendo pastores que asisten a los jóvenes desorientados y confundidos por el señuelo del dinero abundante que les ofrecen los grupos delincuenciales. En medio de tanta indiferencia de buena parte de la sociedad, Dios asiste y acompaña a los que hoy son "murallas de bronce, columnas de hierro" ante tanta violencia. Estos mártires, es decir, testigos de la resurrección de Jesús, están ahí para documentar nuestra esperanza. Dios continúa activo y presente aliado de un pueblo que sufre. La prolongación de la violencia en nuestra sociedad nos puede arrancar no solamente algunos bienes materiales, sino otros más valiosos: la confianza en Dios, la solidaridad con las víctimas, la disposición a perdonar. Nuestro corazón se podría contaminar con el resentimiento y el deseo de venganza. Eso nos aleja del camino del Señor

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