DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO
Ciclo C
Domingo 10 de febrero 2019
LA FUERZA DEL LLAMADO
El capítulo sexto nos refiere la
sorprendente experiencia de la gloria de Dios que tuvo Isaías, dando inicio así
a su misión profética. Quien había servido al Señor como sacerdote ahora
pondría a su servicio su capacidad de lenguaje. Aunque Isaías era consciente de
su condición pecadora y de su incapacidad para contemplar y hablar con sus
"labios impuros" de la grandeza de Dios, se sintió purificado por
Dios y se dispuso a sacudir la conciencia adormecida de los hijos de Israel. En
el Evangelio de san Lucas, el Señor Jesús constituye a Simón, el pescador de
Betsaida, en pescador de hombres. Para cumplir esa tarea tendrá que aprender a
vivir confiando en la palabra de Jesús. La pesca extraordinaria conseguida en
esa jornada había sido la gran revelación. La palabra del maestro era digna de
crédito, se podría vivir confiadamente, obedeciendo sus órdenes e
instrucciones.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 94, 6-7
Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador
nuestro, porque él es nuestro Dios.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que guardes con incesante amor a
tu familia santa, que tiene puesto su apoyo sólo en tu gracia, para que halle
siempre en tu protección su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Aquí estoy Señor, envíame.
Del libro del profeta Isaías: 6, 1-2. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor,
sentado sobre un trono muy alto y magnífico. La orla de su manto llenaba el
templo. Había dos serafines junto a él, con seis alas cada uno, que se gritaban
el uno al otro: "Santo, santo, santo es el Señor, Dios de los ejércitos;
su gloria llena toda la tierra".
Temblaban las puertas al clamor de su voz y el
templo se llenaba de humo. Entonces exclamé: "¡Ay de mí!, estoy perdido,
porque soy un hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de
labios impuros, porque he visto con mis ojos al Rey y Señor de los
ejércitos". Después voló hacia mí uno de los serafines. Llevaba en la mano
una brasa, que había tomado del altar con unas tenazas. Con la brasa me tocó la
boca, diciéndome: "Mira: Esto ha tocado tus labios. Tu iniquidad ha sido
quitada y tus pecados están perdonados".
Escuché entonces la voz del Señor que decía:
"¿A quién enviaré? ¿Quién irá de parte mía?". Yo le respondí:
"Aquí estoy, Señor, envíame".Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 137, 1-2a. 2 bc-3. 4-5. 7c-8.
R/. Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque
escuchaste nuestros ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles. Te adoraremos
en tu templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu
amor: siempre que te invocamos nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Que todos los reyes de la tierra te reconozcan al
escuchar tus prodigios. Que alaben tus caminos, porque tu gloria es inmensa.
R/.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo, y así
concluirás en nosotros tu obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya
soy, no me abandones. R/.
SEGUNDA LECTURA
Esto es lo que hemos predicado y lo que ustedes han
creído.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los
corintios: 15, 1-11
Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les
prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los
salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído
en vano.
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí:
que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue
sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le
apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos
hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más
tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy
como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último
de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de
Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he
trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios,
que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que
nosotros predicamos y esto mismos lo que ustedes han creído. Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 19
R/. Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de
hombres. R/.
EVANGELIO
Dejándolo todo, lo siguieron
Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 1-11
En aquel tiempo, Jesús estaba a orillas del lago de
Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo para oír la Palabra de Dios.
Jesús vio dos barcas que estaban junto a la orilla. Los pescadores habían
desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió Jesús a una de las barcas, la de Simón, le
pidió que la alejara un poco de tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la
multitud. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Lleva la barca mar
adentro y echen sus redes para pescar". Simón replicó: "Maestro,
hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu
palabra, echaré las redes". Así lo hizo y cogieron tal cantidad de
pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros,
que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y
llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se
arrojó a los pies de Jesús y le dijo: "¡Apártate de mí, Señor, porque soy
un pecador!". Porque tanto él como sus compañeros estaban llenos de
asombro al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y
a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Entonces Jesús le dijo
a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres". Luego
llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, al Padre del Unigénito, al Hijo
del Dios eterno y al Espíritu, fuente de todo bien: R/ Escúchanos, Señor.
Para la Iglesia inmaculada del Dios verdadero,
extendida por todo el mundo, pidamos la plena riqueza del amor de Dios,
roguemos al Señor.
Para los que gobiernan los pueblos y tienen en su
mano el destino de los hombres, pidamos el espíritu de justicia y el deseo de
servir con dedicación a sus súbditos, roguemos al Señor.
Por los débiles que se ven oprimidos y por los
justos que sufren persecución, oremos a Jesús el Salvador.
Para nosotros mismos, pidamos al Señor un temor
filial, un amor ferviente, una vida feliz y una santa y buena muerte, roguemos
al Señor.
Dios nuestro, de grandeza infinita, que has
confiado a nuestros labios impuros y a nuestras fuerzas débiles la misión de
proclamar el Evangelio, escucha las oraciones de tu familia y susténtanos con
tu Espíritu, para que tu palabra sea acogida por los hombres con corazón
generoso y abierto y dé fruto abundante en todo el mundo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios nuestro, que has creado los frutos de la
tierra sobre todo para ayuda de nuestra fragilidad, concédenos que también se
conviertan para nosotros en sacramento de eternidad. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
El Misterio de la salvación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien,
compadecido del extravío de los hombres, quiso nacer de la Virgen María;
muriendo en la cruz, nos libró de la muerte eterna y, resucitando, nos dio vida
eterna. Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros
celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo,
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo. Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 106, 8-9
Demos gracias al Señor por su misericordia, por las
maravillas que hace en favor de su pueblo; porque da de beber al que tiene sed
y les da de comer a los hambrientos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que quisiste hacernos participar de un
mismo pan y un mismo cáliz, concédenos vivir de tal manera, que, hechos uno en
Cristo, demos frutos con alegría para la salvación del mundo. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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