sábado, 23 de febrero de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190224



Ya se ha convertido en un lugar común afirmar que el tejido social de México está roto. La violencia, impune, genera inseguridad y desconfianza entre la ciudadanía. Si asociamos a lo anterior un par de ingredientes de reciente aparición (la psicosis creada en redes sociales sobre supuestos ladrones de niños y la práctica de los linchamientos populares) entendemos la peligrosidad de los ajustes de cuentas del "pueblo bueno" (aunque en realidad es un pueblo enfurecido por sus manipuladores) son actos de barbarie que no tienen justificación alguna. Si los cristianos no estamos suficientemente preparados para hacer el bien y para amar al enemigo, lo mínimo que podemos exigirnos es respetar la vida y la dignidad de toda persona, más allá de las furias y la desesperación ante el fracaso de las instituciones encargadas de administrar justicia. La ausencia prolongada de justicia en nada justifica cometer actos de barbarie contra presuntos culpables, y menos contra inocentes.

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