El relato de vocación de Jeremías
nos sirve como clave de lectura para comprender el episodio sobre el
desencuentro que nos relata san Lucas en el Evangelio. Los vecinos de Nazaret
no asimilan la proclamación misericordiosa de Jesús. Ellos quisieran escuchar
palabras amenazadoras de su parte contra los enemigos de Israel. El Señor
solamente tiene palabra de gracia. No se escandaliza de la cerrazón de sus
vecinos, pues ha sabido leer inteligentemente la historia de los grandes
profetas de Israel. Ni Elías ni Eliseo se dejaron imponer prejuicios en contra
de los extranjeros, antes bien desvelaron el rostro compasivo de Dios ante la
viuda de Sarepta y ante el leproso sirio llamado Naamán. Jesús no cede a la
presión popular y desde el comienzo padece violencia. Resiste porque el Padre
fiel a su promesa, le asiste y acompaña.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 105, 47
Sálvanos, Señor y Dios nuestro;
reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea
nuestra gloria el alabarte.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor Dios nuestro,
adorarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Te consagré profeta para las
naciones.
Del libro del profeta Jeremías:
1, 4-5.17-19
En tiempo de Josías, el Señor me
dirigió estas palabras: "Desde antes de formarte en el seno materno, te
conozco; desde antes de que nacieras, te consagré como profeta para las
naciones. Cíñete y prepárate; ponte en pie y diles lo que yo te mando. No
temas, no titubees delante de ellos, para que yo no te quebrante.
Mira: hoy te hago ciudad
fortificada, columna de hierro y muralla de bronce, frente a toda esta tierra,
así se trate de los reyes de Judá, como de sus jefes, de sus sacerdotes o de la
gente del campo. Te harán la guerra, pero no podrán contigo, porque yo estoy a
tu lado para salvarte". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 70, 1-2. 3-4a.
5-6ab.15ab y 17
R/. Señor, tú eres mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza, que
no quede yo jamás defraudado. Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme; escucha
mi oración y ponme a salvo. R/.
Sé para mí un refugio, ciudad
fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame,
Señor, de los malvados. R/.
Señor, tú eres mi esperanza;
desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me
apoyaba en ti y tú me sostenías. R/.
Yo proclamaré siempre tu justicia
y a todas horas, tu misericordia. Me enseñaste a alabarte desde niño y seguir
alabándote es mi orgullo. R/.
SEGUNDA LECTURA
Entre estas tres virtudes: la fe,
la esperanza y el amor, el amor es la mayor de las tres.
De la primera carta del apóstol
san Pablo a los corintios: 12, 31-13,1
Hermanos: Aspiren a los dones de
Dios más excelentes. Voy a mostrarles el camino mejor de todos. Aunque yo
hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, no soy
más que una campana que resuena o unos platillos que aturden. Aunque yo tuviera
el don de profecía y penetrara todos los misterios, aunque yo poseyera en grado
sublime el don de ciencia y mi fe fuera tan grande como para cambiar de sitio
las montañas, sino tengo amor, nada soy. Aunque yo repartiera en limosnas todos
mis bienes y aunque me dejara que mar vivo, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, clamor es
servicial y no tiene envidia; el amor no es presumido ni se envanece; no es
grosero ni egoísta; no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la
injusticia, sino que goza con la verdad. El amor disculpa sin límites, confía
sin límites, espera sin límites, soporta sin límites.
El amor dura por siempre; en
cambio, el don de profecía se acabará; el don de lenguas desaparecerá y el don
de ciencia dejará de existir, porque nuestros dones de ciencia y de profecía
son imperfectos. Pero cuando llegue la consumación, todo lo imperfecto
desaparecerá.
Cuando yo era niño, hablaba como
niño, sentía como niño y pensaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre,
hice a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo y oscuramente,
pero después será cara a cara. Ahora sólo conozco de una manera imperfecta,
pero entonces conoceré a Dios como él me conoce a mí. Ahora tenemos estas tres
virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero el amor es la mayor de las tres.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc
4, 18
R/. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para
llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.
EVANGELIO
Jesús, como Elías y Eliseo, no
fue enviado tan sólo a los judíos.
Del santo Evangelio según san
Lucas: 4, 21-30
En aquel tiempo, después de que
Jesús leyó en la sinagoga un pasaje del libro de Isaías, dijo: "Hoy mismo
se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír". Todos le
daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus
labios, y se preguntaban: "¿No es éste el hijo de José?".
Jesús les dijo: "Seguramente
me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo' y haz aquí, en tu propia
tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm”. Y
añadió: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había
ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la
lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país;
sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía
en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del
profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era
de Siria". Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron
de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un
precipicio de la montaña sobre la que estaba construida la ciudad, para
despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí. Palabra
del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo
invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del
Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la
resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, hermanos, con corazón
unánime y plegaria ferviente, a Dios Padre, fuente y origen de todo bien: (R/.
Escúchanos, Señor)
Por la santa Iglesia, reunida
aquí en el nombre del Señor y extendida por todo el mundo, roguemos al Señor.
Por nuestra ciudad (nuestro
pueblo) de N., por su prosperidad y por todos los que en ella (él) moran,
roguemos al Señor
Por los que están de viaje, por
los enfermos y prisioneros, por los pobres y todos los que sufren, roguemos al
Señor.
Por nuestros hermanos difuntos,
para que Dios los reciba en su reino de luz y felicidad, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que en el profeta
recibido por los extranjeros y rechazado en su tierra natal, manifestaste el
drama de la humanidad que recibe o rechaza la salvación, escucha nuestras
oraciones y haz que nunca falten en la Iglesia misioneros que, llenos de
audacia, proclamen con valentía el Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, complacido, estos
dones que ponemos sobre tu altar en señal de nuestra sumisión a ti y
conviértelos en el sacramento de nuestra redención. Por Jesucristo nuestro
Señor.
PREFACIO
Prefacio III para los Domingos
del Tiempo Ordinario
Nuestra Humanidad salvada por la
humanidad de Cristo
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios poderoso y eterno. Porque reconocemos como la obra de tu
poder admirable no sólo haber socorrido nuestra débil naturaleza con la fuerza
de tu divinidad, sino también el haber previsto el remedio de nuestra misma
naturaleza mortal, y así con lo que fue la causa de nuestra ruina, con eso
mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor nuestro. Por Él, los ángeles
cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a sus voces, cantando
humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal
30,17-18
Vuelve, Señor tus ojos a tu
siervo y sálvame por tu misericordia. A ti, Señor me acojo, que no quede yo
nunca defraudado.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que,
alimentados con el don de nuestra redención, este auxilio de salvación eterna
afiance siempre nuestra fe en la verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.
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