Se dice que "Infancia es destino". Lo que vivimos en los
primeros años de la vida, marca de manera decisiva nuestra vida adulta. Cuando
logramos interiorizar con ayuda de nuestros padres y de la comunidad de vida y
amor que es nuestra familia, unos valores esenciales, quedamos fortalecidos en
nuestro espíritu para enfrentar los retos decisivos de nuestra vida adulta.
Podemos comprender de esta manera la gran fortaleza interior y la resistencia
con la cual el Señor Jesús rechazó las tentaciones de Satanás. La vanidad, el
prestigio y el poder también le provocaban comezón a Jesús. Fue una tentación
verdadera y como tal, resultaba seductora a primera vista. Cuando el Señor
Jesús confrontó esa oferta con la tradición aprendida en la Torá, se despejaron
sus dudas y se mantuvo firme. Todo eso lo asimiló en medio de una familia
creyente. Nuestra infancia es la biografía escrita por nuestros padres.
Nosotros vamos escribiendo nuestra historia de manera responsable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario