sábado, 9 de marzo de 2019

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20190310



Se dice que "Infancia es destino". Lo que vivimos en los primeros años de la vida, marca de manera decisiva nuestra vida adulta. Cuando logramos interiorizar con ayuda de nuestros padres y de la comunidad de vida y amor que es nuestra familia, unos valores esenciales, quedamos fortalecidos en nuestro espíritu para enfrentar los retos decisivos de nuestra vida adulta. Podemos comprender de esta manera la gran fortaleza interior y la resistencia con la cual el Señor Jesús rechazó las tentaciones de Satanás. La vanidad, el prestigio y el poder también le provocaban comezón a Jesús. Fue una tentación verdadera y como tal, resultaba seductora a primera vista. Cuando el Señor Jesús confrontó esa oferta con la tradición aprendida en la Torá, se despejaron sus dudas y se mantuvo firme. Todo eso lo asimiló en medio de una familia creyente. Nuestra infancia es la biografía escrita por nuestros padres. Nosotros vamos escribiendo nuestra historia de manera responsable.



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