NO SE ENFADE MI SEÑOR
Gén 18, 20-32; Col 2, 12-14; Lc 11. 1-13
La prolongada negociación entre Dios y Abrahán, que intercede para
salvar a los habitantes de Sodoma y Gomorra, nos permite acercarnos con
seguridad al rostro compasivo y amoroso de nuestro Padre bueno. El patriarca
estira la liga de la intercesión hasta el límite máximo. A cada nueva rebaja
Dios siempre responde con un sí rotundo. Ese Padre misericordioso ya presente,
en este antiguo relato, es el que nos revela con plena transparencia nuestro
Señor Jesucristo. La oración del Padre Nuestro se cierra justamente con la
petición y el compromiso de pedir y ofrecer el perdón. Dios, que perdona
gustosamente a los hijos que se comprometen a perdonar a sus hermanos, también
está dispuesto a atender las súplicas pertinentes que sus hijos le presentan en
los momentos de apuros. San Lucas nos recuerda que el mejor regalo es el don
del Espíritu Santo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Cal 67, 6. 7. 36
Dios habita en su santuario; Él nos hace habitar juntos en su casa; es
la fuerza y el poder de su pueblo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado
del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende
nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, protector de los que en ti confían, sin ti, nada es fuerte,
ni santo; multiplica sobre nosotros tu misericordia para que, bajo tu
dirección, de tal modo nos sirvamos ahora de los bienes pasajeros, que nuestro
corazón esté puesto en los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
No se enfade Señor, si sigo hablando.
Del libro del Génesis: 18, 20-32
En aquellos días, el Señor dijo a Abraham: "El clamor contra
Sodoma y Gomorra es grande y su pecado es demasiado grave. Bajaré, pues, a ver
si sus hechos corresponden a ese clamor; y si no, lo sabré". Los hombres
que estaban con Abraham se despidieron de él y se encaminaron hacia Sodoma.
Abraham se quedó ante el Señor y le preguntó: "¿Será posible que tú destruyas
al inocente junto con el culpable? Supongamos que hay cincuenta justos en la
ciudad, ¿acabarás con todos ellos y no perdonarás al lugar en atención a esos
cincuenta justos? Lejos de ti tal cosa: matar al inocente junto con el
culpable, de manera que la suerte del justo sea como la del malvado; eso no
puede ser. El juez de todo el mundo ¿no hará justicia?". El Señor le
contestó: "Si encuentro en Sodoma cincuenta justos, perdonaré a toda la
ciudad en atención a ellos".
Abraham insistió: "Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy
polvo y ceniza. Supongamos que faltan cinco para los cincuenta justos, ¿por
esos cinco que faltan, destruirás toda la ciudad?". Y le respondió el
Señor: "No la destruiré, si encuentro allí cuarenta y cinco justos".
Abraham volvió a insistir: "Quizá no se encuentren allí más que
cuarenta". El Señor le respondió: "En atención a los cuarenta, no lo
haré".
Abraham siguió insistiendo: "Que no se enoje mi Señor, si sigo
hablando, ¿y si hubiera treinta?". El Señor le dijo: "No lo haré, si
hay treinta".
Abraham insistió otra vez: "Ya que me he atrevido a hablar a mi
Señor, ¿y si se encuentran sólo veinte?". El Señor respondió: "En
atención a los veinte, no la destruiré".
Abraham continuó: "No se enoje mi Señor, hablaré sólo una vez más,
¿y si se encuentran sólo diez?". Contestó el Señor: "Por esos diez,
no destruiré la ciudad". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 137, 1-2a. 2bcd-3. 6-7ab. 7c-8
R/. Te damos gracias de todo corazón.
De todo corazón te damos gracias, Señor, porque escuchaste nuestros
ruegos. Te cantaremos delante de tus ángeles, te adoraremos en tu templo. R/.
Señor, te damos gracias por tu lealtad y por tu amor; siempre que te
invocamos, nos oíste y nos llenaste de valor. R/.
Se complace el Señor en los humildes y rechaza al engreído. En las
penas, Señor, me infundes ánimo, me salvas del furor del enemigo. R/.
Tu mano, Señor, nos pondrá a salvo y así concluirás en nosotros tu
obra. Señor, tu amor perdura eternamente; obra tuya soy, no me abandones. R/.
SEGUNDA LECTURA
Les dio a ustedes una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos sus
pecados
De la carta del apóstol san Pablo a los colosenses: 2,12-14
Hermanos: Por el bautismo fueron ustedes sepultados con Cristo y
también resucitaron con él, mediante la fe en el poder de Dios, que lo resucitó
de entre los muertos.
Ustedes estaban muertos por sus pecados y no pertenecían al pueblo de
la alianza. Pero él les dio una vida nueva con Cristo, perdonándoles todos los
pecados. Él anuló el documento que nos era contrario, cuyas cláusulas nos
condenaban, y lo eliminó clavándolo en la cruz de Cristo. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Rm 8, 15
R/ Aleluya, aleluya.
Hemos recibido un espíritu de hijos, que nos hace exclamar: ¡Padre! R/.
EVANGELIO
Pidan y se les dará.
Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 1-13
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: 'Padre, santificado
sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona
nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos
ofende, y no nos dejes caer en tentación' ".
También les dijo: "Supongan que alguno de ustedes tiene un amigo
que viene a media noche a decirle: 'Préstame, por favor, tres panes, pues un
amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle'. Pero él le
responde desde dentro: 'No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque
la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados'. Si el otro sigue
tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo,
sin embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto
necesite.
Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y
encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca,
encuentra, y al que toca, se le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que,
cuando su hijo le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo, le
dé un alacrán? Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¿cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo
pidan?". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESION DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su
reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que
procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es
una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, el auxilio del Espíritu Santo, para que inspire
nuestras oraciones y ruegue con nosotros por las necesidades del mundo,
respondiendo: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para los que empiezan a conocer a Cristo y desean la gracia del
bautismo y para que los que preparan el bautismo de sus hijos, pidamos el favor
de Dios todopoderoso.
Para nuestra ciudad (nuestro pueblo), para todos los que habitan en
ella (él), y para todos los pueblos y naciones, pidamos al Señor paz y
prosperidad abundantes.
Para los que persiguen a la Iglesia y para los pecadores que viven
intranquilos, pidamos la luz del Espíritu y la gracia de la conversión.
Por los que estamos aquí reunidos y por aquellos por los que queremos
rezar, pidamos al Señor que nos guarde a todos en la fe y nos reúna en el reino
de su Hijo.
Escucha, Padre santo, la voz de tu Iglesia y haz que comprendamos el
misterio de la oración filial que tu Hijo Jesús nos enseñó; danos tu Espíritu,
para que, invocándote con aquella confianza y perseverancia que él nos enseñó,
crezcamos más y más en la experiencia de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones que por tu generosidad te presentamos, para
que, por el poder de tu gracia, estos sagrados misterios santifiquen toda
nuestra vida y nos conduzcan a la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
Nuestra Humanidad salvada por la humanidad de Cristo
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios poderoso y eterno.
Porque reconocemos como la obra de tu poder admirable no sólo haber socorrido
nuestra débil naturaleza con la fuerza de tu divinidad, sino también el haber
previsto el remedio de nuestra misma naturaleza mortal, y así con lo que fue la
causa de nuestra ruina, con eso mismo nos diste la salvación, por Cristo, Señor
nuestro. Por Él, los ángeles cantan con júbilo eterno y nosotros nos unimos a
sus voces, cantando humildemente tu alabanza
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 102, 2
Bendice alma mía al Señor, y no te olvides de tus beneficios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el sacramento celestial, memorial perpetuo de
la pasión de tu Hijo, concédenos que este don, que él mismo nos dio con tan
inefable amor, nos aproveche para nuestra salvación eterna. Él, que vive y
reina por los siglos de los siglos.
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