CUMPLIRÁ MI ENCARGO
Is 55, 10-11; Rom 8, 18-23; Mt 13,1-23
De la breve comparación de la palabra de Dios con
el aguanieve que cae del cielo deriva una enseñanza fundamental sobre la
eficacia del mensaje divino. Dios no emite promesas huecas, ni mandatos
sometidos a la caprichosa discreción del oyente. La suya es una palabra viva y
fuerte que obra lo que dice. Palabra y acontecimientos juntos. No obstante,
como nos explica cuidadosamente el Señor Jesús en la parábola del sembrador, no
puede pisotear la libertad, los intereses y los anhelos profundos de sus
oyentes. Cuando estos reciben el mensaje del reino, caben distintas lecturas y
diversas reacciones que van del entusiasmo inicial al desencanto. La ansiedad
nacida de la incertidumbre del mañana, la avaricia y el miedo arrancan el
entusiasmo de la primera hora. Cual llamarada de petate, se puede ir achicando
la esperanza del primer momento. Por fortuna, también encontramos oyentes que
se mantienen fieles.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 16, 15
Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y
al despertar, espero saciarme de gloria.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a
quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te
adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios
Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los
que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a cuantos
se profesan como cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan
y cumplir lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La lluvia hará germinar la tierra.
Del libro del profeta Isaías: 55, 10-11
Esto dice el Señor: "Como bajan del cielo la
lluvia y la nieve y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de
fecundarla y hacerla germinar, a fin de que dé semilla para sembrar y pan para
comer, así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado,
sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión". Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 64, 10abcd. 10e-11. 12-13. 14.
R/. Señor, danos siempre de tu agua.
Señor, tú cuidas de la tierra, la riegas y la
colmas de riqueza. Las nubes del Señor van por los campos, rebosantes de agua,
como acequias. R/.
Tú preparas las tierras para el trigo: riegas los
surcos, aplanas los terrenos, reblandeces el suelo con la lluvia, bendices los
renuevos. R/.
Tú coronas el año con tus bienes, tus senderos
derraman abundancia, están verdes los pastos del desierto, las colinas con
flores adornadas. R/.
Los prados se visten de rebaños, de trigales los
valles se engalanan. Todo aclama al Señor. Todo le canta. R/.
SEGUNDA LECTURA
Toda la creación espera la revelación de la gloria
de los hijos de Dios.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8,
18-23
Hermanos: Considero que los sufrimientos de esta
vida no se pueden comparar con la gloria que un día se manifestará en nosotros;
porque toda la creación espera, con seguridad e impaciencia, la revelación de
esa gloria de los hijos de Dios.
La creación está ahora sometida al desorden, no por
su querer, sino por voluntad de aquel que la sometió. Pero dándole al mismo
tiempo esta esperanza: que también ella misma va a ser liberada de la
esclavitud de la corrupción, para compartir la gloriosa libertad de los hijos
de Dios.
Sabemos, en efecto, que la creación entera gime
hasta el presente y sufre dolores de parto; y no sólo ella, sino también
nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente,
anhelando que se realice plenamente nuestra condición de hijos de Dios, la
redención de nuestro cuerpo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es
Cristo; todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre. R/.
EVANGELIO
Una vez salió un sembrador a sembrar.
Del santo Evangelio según san Mateo: 13, 1-23
Un día salió Jesús de la casa donde se hospedaba y
se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno suyo tanta gente, que él se
vio obligado a subir a una barca, donde se sentó, mientras la gente permanecía
en la orilla. Entonces Jesús les habló de muchas cosas en parábolas y les dijo:
"Una vez salió un sembrador a sembrar, y al ir
arrojando la semilla, unos granos cayeron a lo largo del camino; vinieron los
pájaros y se los comieron. Otros granos cayeron en terreno pedregoso, que tenía
poca tierra; ahí germinaron pronto, porque la tierra no era gruesa; pero cuando
subió el sol, los brotes se marchitaron, y como no tenían raíces, se secaron.
Otros cayeron entre espinos, y cuando los espinos crecieron, sofocaron las
plantitas. Otros granos cayeron en tierra buena y dieron fruto: unos, ciento
por uno; otros, sesenta; y otros, treinta. El que tenga oídos, que oiga".
Después se le acercaron sus discípulos y le
preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?". Él les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los
cielos, pero a ellos no. Al que tiene, se le dará más y nadará en la
abundancia; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará. Por eso les
hablo en parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
En ellos se cumple aquella profecía de Isaías que
dice: Oirán una y otra vez y no entenderán; mirarán y volverán a mirar, pero no
verán; porque este pueblo ha endurecido su corazón, ha cerrado sus ojos y
tapado sus oídos, con el fin de no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni
comprender con el corazón. Porque no quieren convertirse ni que yo los salve.
Pero, dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus
oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo
que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron.
Escuchen, pues, ustedes lo que significa la parábola del sembrador.
A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la
entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es
lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al
que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es
inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una
persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel
que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las
riquezas la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena representa a
quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto: unos, el ciento por uno;
otros, el sesenta; y otros, el treinta". Palabra del Señor. Gloria a ti,
Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador
del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo
Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los
siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado,
no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por
nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del
Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra
causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y
resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado
a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y
muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que
es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del
mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Que nuestras oraciones lleguen, hermanos, a la
presencia del Señor y que nuestros ruegos sean escuchados por aquel que escruta
el corazón de todos. Digamos confiadamente: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos,
Señor.)
Pidamos la sabiduría del Hijo de Dios para los que
proclaman con fidelidad la palabra divina y para todos los ministros que sirven
a la Iglesia. Roguemos al Señor.
Por Israel; el pueblo de la antigua alianza, por
los cristianos separados de la Iglesia católica y apostólica y por los que no
conocen al Dios verdadero, invoquemos al Señor, dueño de toda verdad.
Por los que viven lejos de su casa, por los
encarcelados, por los débiles y oprimidos, y por los justos que sufren
persecución, oremos a Jesús el Salvador.
Invoquemos con fe y devoción al Señor de la gloria
por la paz y felicidad de los que ahora estamos aquí, huéspedes en la casa del
Señor. Roguemos al Señor.
Escucha, Señor, las oraciones de tu pueblo y
aumenta en nosotros el deseo sincero de acoger la semilla de tu palabra; haz
que esta simiente sea también sembrada en los surcos de toda la humanidad y que
fructifique en obras de justicia y paz, para que se manifieste a los hombres la
bendita esperanza de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y
concede que, al recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y
fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor,
Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por
su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud
del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin
cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna
en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr Sal 83, 4-5
El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina
un nido donde poner sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte
siempre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con los dones que hemos recibido, te
suplicamos, Señor, que, participando frecuentemente de este sacramento, crezcan
los efectos de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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