sábado, 18 de julio de 2020

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20200719

El camino cristiano está abierto para todos, pero cada persona decide cuándo y a qué ritmo irlo recorriendo. El seguimiento de Jesús es un esfuerzo exigente que no termina nunca de consolidarse. Se decide ser discípulo y no se termina nunca por serlo completamente. Es un eterno esfuerzo de estira y afloja. En ese intento no se trabaja solo, sino que se cuenta siempre con el auxilio de la gracia de Dios. Quien se deje ayudar con mayor apertura, permitirá que el arbolito de mostaza vaya creciendo más rápidamente que quien oponga resistencias. Verdad de Perogrullo sin duda. Los cristianos no podemos aislarnos en burbuja alguna, puesto que estamos llamados a permear con el impulso del Espíritu vivificante de Dios los espacios, donde algunos pretenden apagar la vida, sean los ámbitos naturales o los ámbitos sociales y familiares.

 


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